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CARTA DE UNA GRAN ENFERMERA A SU MADRE EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS


Mamita amada:

Escribo estas palabras para que estés tranquila. Yo elegí mi camino y mi profesión por vocación. Hoy me toca estar en peligro, en riesgo, tentando al destino al exponerme a lo que hoy es considerada una pandemia. Sí, tengo miedo, no quiero ir a trabajar porque pienso que si me contagio y muero no podré hacer tantas cosas con las que soñé, pero más miedo me da es que tú o un ser querido se contagien y yo no pueda hacer nada por salvarlos. Yo no quiero que uds sean un número más en las cifras, ni quiero que sean incluidos en las frívolas estadísticas que sólo alimentan el pánico colectivo.

Me enseñaste a tener un corazón grande, tan grande que puedo poner al servicio de la gente mis conocimientos para ir en ayuda del que más lo necesita, y hoy el mundo entero nos necesita, a todos los profesionales de la salud. Eso arriesga mi vida, pero es un desafío que estoy dispuesto a aceptar.

En caso extremo; Si yo me llego a ir (espero que no ya que me protegeré lo mejor posible) créeme que será con el honor de haber servido como un agente de combate, que jamás bajó sus brazos ni se rindió. No tengo capa, pero quiero quedar en tu memoria como un héroe, que su único superpoder era saber cuidar del enfermo, del desamparado y del sin esperanzas.

Quiero que esto pase y recordarlo como un mal momento. Pero si no es así, abraza mi uniforme azul y llénate de orgullo, que yo te estaré esperando donde quiera que este.

Toma consciencia, quédate en casa, que yo saldré por ti.


NOTA: ESTA ES UNA MUJER SANTA

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