“El amor es un tesoro por el cual nunca podremos pagar. De la única manera en la que nos lo quedamos es dándoselo a otros”
De verdad que sucedió todo lo que no me esperaba: un chico malcriado y millonario recibe una serie de regalos por parte de su abuelo muerto, una mujer abatida por los destinos de la vida encuentra en semejante chico un segundo aliento, y una niña – hija de la mujer mencionada previamente – paciente de leucemia cumple sus pequeños sueños mientras le alegra la existencia con su personalidad y carisma a todo aquél que la rodea. Y aparte de todas esas realidades que se me presentaron sin tenerlo previsto y con tantas ganas de hacerme pensar en todo lo que es importante en la vida, la trama es una de esas que son tan y tan tristes que bien me hubiese sacado las lágrimas aunque estuviera pasando por el momento más feliz de tu vida.
Ya que no me agrada la idea de contar lo que sucede en tan hermosa historia, sí quiero decir que no es por casualidad que se haya convertido en un ícono de la filantropía y de organizaciones caritativas actuales. Tal ha sido la grandeza del regalo supremo que es tema de estudio y conversación en algunas escuelas de Estados Unidos de América e, incluso, las personas comunes se han incorporado a llevar el mensaje de esta película a quienes les rodean.
Los doce regalos:
* El regalo del trabajo
* El regalo de los problemas
* El regalo de los amigos
* El regalo de compartir
* El regalo de la gratitud
* El regalo de la familia
* El regalo de aprender
* El regalo del dinero
* El regalo de la risa
* El regalo de un buen día
* El regalo de los sueños
* El regalo del amor (que es, por cierto, el regalo supremo).
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