¿Qué nos hace felices? ¿La familia?
¿Los amigos? ¿El dinero? ¿El amor? ¿El poder? ¿La paz del alma?
Estudios
científicos de la Universidad de California nos ofrecen una pista curiosa:
A nivel químico todo está en manos de
un péptido que actúa como neurotransmisor.
Recibe
el nombre de hipocretina
y aumenta en el cuerpo si nos sentimos felices.
La llaman La proteína de la felicidad y su concentración disminuye
cuando nos encontramos tristes y abatidos.
En
realidad la proteína de la felicidad es el amor a ti mismo, a Dios, a lo demás
y a la vida misma.
Sea cuál sea el mal, tu amor es la
respuesta; sea cuál
sea la crisis, tu amor es la respuesta.
La felicidad aumenta si estás con Dios,
si valoras lo positivo, si eres agradecido, si sirves a otros.
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