Nuestros
órganos nos dan avisos sutiles cuando sucumben a un trastorno de salud. He aquí
cómo interpretar esos signos.
SEÑALES
DE LOS INTESTINOS
Daño
en los dientes
“A
menudo recibo pacientes que no se quejan de acidez estomacal ni de reflujo,
pero tienen muy desgastado el esmalte dental”. Muchas de esas personas
se sorprenden al enterarse de que tienen reflujo ácido. Mientras que las
bebidas azucaradas desgastan los dientes delanteros, el ácido gástrico
regurgitado tiende a disolver el esmalte de los dientes traseros.
Otros
síntomas sutiles de reflujo ácido son dolor de garganta persistente, tos,
sibilancias inexplicables o un frecuente mal sabor de boca. Si tu
dentista o tú notan cualquiera de estas señales de alarma, consulta a un
gastroenterólogo lo más pronto posible. Sin tratamiento, el reflujo no sólo
conduce a la caries, sino que puede aumentar también el riesgo de contraer
cáncer de esófago.
Sarpullido
con ampollas y comezón
Esta afección, que puede aparecer en codos, rodillas,
glúteos, espalda o cuero cabelludo, a veces se confunde con el eccema, pero podría tratarse de un
problema más grave: la celiaquía, un trastorno autoinmunitario en el que
la ingestión de gluten, aun en una cantidad mínima, provoca que el organismo
ataque sus propios intestinos. Hasta 25 por ciento de los celiacos presentan
esta erupción, conocida como dermatitis herpetiforme. Muchos de los pacientes no tienen síntomas
digestivos.
Cuando un celiaco ingiere gluten, su organismo libera un
anticuerpo conocido como inmunoglobina A (IgA), que ataca los intestinos; a
veces la IgA también se acumula en los vasos capilares de la piel y provoca la
erupción delatora.
A diferencia de las personas aquejadas de otras formas de
celiaquía, las que padecen dermatitis herpetiforme no deben someterse a una
biopsia endoscópica para obtener un diagnóstico definitivo. Un médico puede
realizar una biopsia de la erupción y buscar anticuerpos que indiquen
celiaquía.
La
adopción de una dieta sin gluten normalmente alivia la erupción y
protege al organismo de otros daños graves de largo plazo de la celiaquía, como
la osteoporosis y el cáncer de intestino delgado.
Hemorroides
Cerca
de un tercio de quienes padecen la enfermedad de Crohn —un trastorno
inflamatorio del tracto gastrointestinal— presentan una forma de ella que
afecta sólo la zona anal.
Se manifiesta con llagas, úlceras o abultamientos
carnosos que pueden confundirse con hemorroides. “Los pacientes aseguran que
permanecer sentados les resulta muy molesto, como si estuvieran sentados sobre
una canica”.
Esta forma de la enfermedad de Crohn suele ser la más
dolorosa y la que tiene el peor pronóstico, añade Rubin (si no se trata, el
padecimiento puede conducir a una obstrucción intestinal, fisuras dolorosas e incluso cáncer de colon).
Si presentas unas hemorroides aparentes que no responden
al tratamiento del médico general, el doctor Rubin te aconseja acudir cuanto
antes a un gastroenterólogo para obtener otra opinión. Este especialista
probablemente te pida que te hagas análisis de sangre para conocer el recuento
de leucocitos, proteína C reactiva y otros indicadores que podrían revelar una
enfermedad no diagnosticada.
SEÑALES
DEL CEREBRO
Cambios
en la caligrafía
Es probable que relaciones la enfermedad de Parkinson con
temblores corporales, pero una señal de alerta temprana más reveladora es que la letra manuscrita de la
persona se vuelve mucho más pequeña.
Un análisis de caligrafía identificó a pacientes en las
primeras etapas de esta enfermedad con una exactitud de más de 97 por ciento,
según un estudio israelí de 2013. “Les pido a los pacientes que escriban 10 veces una oración como ‘Hoy
es un buen día’”. “A medida que escriben la oración, su letra se va haciendo cada vez más
pequeña y las palabras se amontonan”.
La enfermedad de Parkinson ocurre cuando las neuronas del cerebro se dañan o mueren,
y dejan de elaborar dopamina, una sustancia que envía señales para producir
movimientos; esto provoca rigidez muscular en manos y dedos, lo que afecta la
escritura a mano. Otras dos señales de alarma tempranas del parkinsonismo son la pérdida de olfato
—las personas dejan de percibir olores que hacen agua la boca— y los sueños
intensos en los que el durmiente se agita en la cama y lanza patadas y
puñetazos.
Si presentas cualquiera de los síntomas anteriores —y si
duran más de dos semanas—, acude a un neurólogo. Cuanto más pronto se
diagnostique la enfermedad de Parkinson y se controlen los síntomas, tanto
mejor será tu calidad de vida.
Estallidos
de ira súbitos
En el caso de muchas personas, la depresión no se traduce
en llanto ni en estar acostadas todo el día en un sofá. Más de la mitad de quienes la padecen manifiestan
irritabilidad e ira; de hecho, estos síntomas se relacionan con una forma de depresión más grave
y duradera, indica un estudio de 2013 de la Universidad de California en
San Diego.
“Planteemos un caso típico: la persona X jamás se enojaba
cuando conducía, pero ahora, si otro automovilista le cierra el paso, se
enfurece tanto que toca el claxon frenéticamente”, dice el profesor de
psiquiatría en el Centro Médico de la Universidad de Columbia.
Las mujeres padecen depresión con mayor frecuencia que
los hombres, pero éstos
son más propensos a manifestarla a través de la irritabilidad y con
arrebatos de ira, de acuerdo con un estudio de 2013 de la Universidad de
Michigan.
Si
constantemente le gruñes a tu pareja o la molestia más mínima te acelera el
pulso —y estas reacciones han durado más de dos semanas—, hay una alta
probabilidad de que la depresión sea la causa.
Muchos casos de depresión grave responden bien a una
combinación de antidepresivos y terapia conductual cognitiva, un tratamiento de
corto plazo que enseña habilidades para evitar los pensamientos o las acciones
perjudiciales.
En un estudio británico publicado en abril pasado se
observó que la terapia cognitiva basada en la atención plena, que ayuda a
aumentar la conciencia de las espirales negativas, es tan eficaz como los
medicamentos para prevenir la recurrencia de la depresión durante un periodo de
dos años.
Dificultad
para manejar la economía personal
Investigadores de la Universidad de Alabama realizaron un
estudio a 87 adultos mayores que tenían leves problemas de memoria, y observaron que 25 de ellos que
presentaban indicios de Alzheimer mostraron una merma, al cabo de un año, en
habilidades como el manejo de estados de cuenta bancarios y pago de
cuentas.
“Solemos hacerles esta pregunta: ‘Suponga que fue a
almorzar a un restaurante y la cuenta es de 60 dólares. ¿Cuánto es una propina
del 15 por ciento?’”, dice Daniel Marson, director del Centro para la
Enfermedad de Alzheimer de la Universidad de Alabama en Birmingham. “Las
personas que están en las primeras etapas del Alzheimer llegan a tardar uno o
dos minutos en contestar: ‘Siete dólares’ (la respuesta correcta es nueve
dólares). Si bien todos podemos tener un olvido ocasional, el hecho de que estos problemas
persistan de modo regular constituye una señal de advertencia”.
A medida que avanza la enfermedad de Alzheimer, la
corteza cerebral —que incluye regiones vinculadas con el pensamiento, la
planificación y el recuerdo— se deteriora. Esto hace que lidiar con las cuentas y el dinero sea cada
vez más complicado. Tener dificultad para realizar otras tareas
cotidianas, como seguir una receta favorita o conducir a un sitio conocido, es otra señal de alarma
temprana.
SEÑALES
DEL CORAZÓN
Ronquidos
Son un síntoma bien conocido de la apnea del sueño,
trastorno vinculado con un mayor riesgo de padecer cardiopatías; sin embargo,
roncar al parecer cumple un papel más determinante en las enfermedades
cardiovasculares de lo que los expertos suponían.
Un estudio de 2013 reveló que, incluso entre las personas
que no presentan apnea del sueño, roncar se asocia con un engrosamiento de las arterias carótidas en el
cuello; este daño
es un precursor de apoplejía e infarto.
Roncar tiene una relación más estrecha con este daño en
las paredes arteriales que fumar, tener niveles altos de colesterol en la sangre o presentar sobrepeso.
¿La razón? Roncar parece dañar las arterias carótidas, que suministran sangre
al cerebro.
“Creemos que las arterias reaccionan a la vibración de
los ronquidos, ya que
están muy cerca de la garganta”, dice la autora del estudio, la
directora del Departamento de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
del Hospital Henry Ford, en Detroit.
Disfunción
eréctil
En un estudio australiano llevado a cabo en 2013, hombres
mayores de 45 años que no padecían enfermedades cardiacas pero presentaban
disfunción eréctil de moderada a grave, eran hasta 60 por ciento más propensos
a ser hospitalizados por
afecciones cardiacas en un periodo de cuatro años.
Disfunción
eréctil, un síntoma de paro cardiaco
Las arterias que irrigan el pene son más pequeñas que las
de otras partes del cuerpo, de manera que pueden obstruirse incluso antes de
que el hombre presente otras señales de enfermedad cardiaca.
“Es un tema embarazoso. Muchos pacientes sólo quieren
obtener una receta y evitar discutir el problema con su médico”, observa la
doctora cardióloga de Nueva York. “Pero es muy importante que no descarten esa
posibilidad y se hagan examinar en busca de cardiopatías”.
Si un hombre presenta otros factores de riesgo, como un
historial familiar de enfermedades cardiacas, el médico podría recomendarle
pruebas diagnósticas avanzadas, como un escáner de calcio coronario.
Encías
inflamadas
Un estudio preliminar de la Universidad de Florida reveló
que las mismas bacterias
que causan la gingivitis también propician las cardiopatías. Otra
investigación indica que los adultos mayores con niveles altos de ciertas bacterias en la boca
tienen arterias carótidas más gruesas, un precursor de apoplejía e infarto.
“El vínculo tiene que ver con la reacción del organismo ante la inflamación”,
dice Stuart Froum, director de investigación clínica de la Facultad de
Odontología de la Universidad de Nueva York.
Las limpiezas dentales frecuentes (cada tres a seis
meses) por lo común controlan la gingivitis en etapa inicial. Recibir tratamiento para esta
enfermedad se asoció con un menor número de hospitalizaciones entre
personas que padecían un mal cardiaco o diabetes tipo 2, según un estudio de
2014 publicado en el American Journal of Preventive Medicine.
SEÑALES
DEL SISTEMA HORMONAL
Visitas
frecuentes al baño
En la fase inicial de la diabetes tipo 2, el organismo se
hace menos eficiente para descomponer los alimentos en glucosa y usarlos como
fuente de energía. Debido a ello, la glucosa se acumula en el torrente
sanguíneo, donde causa un daño silencioso pero significativo a los vasos
sanguíneos y a los nervios, explica la doctora endocrinóloga del Hospital
Roosevelt Monte Sinaí de la Ciudad de Nueva York.
El organismo intenta deshacerse a toda costa del exceso
de glucosa, y lo hace a través de la orina. En otras palabras, “la persona va al baño con mayor
frecuencia, y produce mucha más orina”, añade la especialista. Es
posible que te levantes varias veces en el transcurso de la noche para orinar,
y como orinas mucho, es posible que te dé más sed.
Pregunta a tu médico si conviene que te hagas una prueba
A1c (de hemoglobina glucosilada), la cual mide la concentración media de
glucosa en la sangre en un lapso de tres meses (otras pruebas, como el análisis
de glucosa sanguínea en ayunas, miden el nivel de glucosa que corresponde
solamente al día en que se aplican). “Cuanto más pronto se diagnostique la
diabetes tipo 2, tanto mayor la probabilidad de controlarla mediante cambios en
el estilo de vida, como bajar de peso y hacer ejercicio”, concluye la doctora
Gupta.
Olvido
de nombres
¿Se te olvidó el nombre de tu vecino mientras convivían
en una parrillada? Quizá
se debió al estrés o al cansancio, pero olvidar los nombres de las personas
o las listas de compras podría
indicar hipotiroidismo, o niveles bajos de la hormona tiroidea. “Mis
pacientes se quejan de tener ‘más aletargado’ el cerebro. La falta de hormona
tiroidea hace más lento
todo”, explica la doctora.
“Les pregunto si se sienten cansados a pesar de haber
dormido bien. Si siguen somnolientos, podría ser señal de que tienen una
disfunción hormonal, como una actividad baja de la tiroides”. Otros síntomas comunes son
sensación permanente de frío, disminución de la libido y que la comida no sepa
tan bien como antes.
Como estos síntomas suelen ser vagos y sin relación
aparente, es fácil pasarlos por alto. Tan sólo en Estados Unidos, cerca de la
mitad de los 30 millones de personas que padecen un trastorno tiroideo no están
conscientes de ello, según un estudio de la Asociación Estadounidense de
Endocrinólogos Clínicos. Pero si presentas alguno de los síntomas, vale la pena
hacerte pruebas.
“Cuando
los pacientes reciben un tratamiento con fármacos para la tiroides, les
sorprende lo avispados que vuelven a sentirse”, añade la doctora. “Se dan cuenta de que sus lagunas de memoria y la
dificultad para concentrarse no se debían tan sólo a la menopausia o al
envejecimiento”.
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