La
forma de vida predominante en nuestras sociedades occidentales se basa en
planificar nuestras vidas, tanto a largo plazo como en el día a día.
Tenemos agendas y calendarios digitales que
trazan nuestras vidas, a veces hasta el minuto. Con planes como éste sentimos
que estamos en control.
Pero como he dicho antes, es una ilusión.
No
podemos controlar nuestras vidas a este nivel, no importa cuanto lo intentemos.
Siempre sucederán cosas que estropearán el plan mejor pensado y cuanto más
detallados sean nuestros planes, más garantía de que algo saldrá mal.
¿Y qué sucede cuando los planes salen mal? Nos
estresamos, porque las cosas se nos van de las manos y no podemos controlarlas,
y no están a la altura de nuestras expectativas. De hecho, esto es uno de los
grandes generadores de estrés para la mayoría de la gente.
Piensa
en cuantos días van exactamente como tú los planificaste –es bastante raro,
porque no tenemos manera de predecir el futuro. No importa cuanto lo
intentemos. Siempre hay un email que perturba las cosas, una reunión de último
minuto, cancelaciones, cosas que debemos posponer, emergencias e incendios que
apagar.
Así que los planes casi siempre saldrán mal, y
cuando eso sucede nos estresamos, todo ese tiempo que pasamos creando planes,
¿no es una pérdida de tiempo?
Pero,
¿cuál es la alternativa? Darte al momento presente. Debo admitir que esto no
funcionará para todo el mundo: habrán personas que pasaran un momento difícil
intentando renunciar a esa ilusión de tener el control, y otros, que son
controlados por sus jefes o compañeros de trabajo, no pueden trabajar o vivir
de esta manera.
Aún así, hay algo que vale la pena considerar.
Aquí está el cómo hacerlo – empezando por lo que no hay que hacer:
1. No planifiques.
Planificar es un intento de controlar el mundo a nuestro alrededor, pero es un
intento en vano. Deshazte tus planes, al menos de momento hasta que decidas que
este método no es para ti. ¿Qué puedes hacer en lugar de planificar? Más
información abajo. Pero de momento, simplemente deja de planificar.
2. No te preocupes por el futuro. ¿Pasará algo malo? ¿Sucederán cosas para las que debemos anticiparnos
y prepararnos? Claro que si hay un huracán de destrucción masiva acercándose,
seguramente debas empezar a prepararte. Pero sino, simplemente date cuenta que
el futuro es impredecible, y que preocuparse por el futuro es una pérdida de
tiempo. Concéntrate en el ahora, en este preciso momento, y siempre podrás
manejar lo que suceda.
3. No esperes nada.
Si esperas que las personas actúen de cierta manera, o esperas que las cosas
funcionen de cierta manera, siempre te encontrarás con problemas. Olvídate de
los resultados por ahora. Ve y vive las cosas sin expectativas, y siempre resultarán
perfectas (aunque quizás un poco desordenadas).
4. No te enojes cuando otros actúan de
determinada manera. No esperes que las personas actúen de
manera diferente a la que actúan usualmente. Son exactamente como deben ser –
incluso si eso es ser egoísta o raro o agresivo. Ese es su problema. Tu
problema está en encontrar la manera en que debes actuar tú. También te
recomendaría que intentaras entender a los demás -¿porqué actúan de la manera
que lo hacen?
5. No dramatices.
Este es el mayor problema cuando las personas planifican y las cosas no salen
bien: dramatizan y se sienten mal y emocionales y desproporcionan las cosas.
Mantén la calma, porque si algo “sale mal”, no es que haya pasado nada malo –
simplemente paso. Más en cómo reaccionar abajo.
6. No seas proactivo.
Esto es una prescripción común (ser proactivo) en management y en la literatura
de los negocios. Y mientras creo que la idea general está bien -hacer algo para
prevenir que los problemas vuelvan a suceder en lugar de arreglarlos cuando
sucedan- uno de los mayores problemas con esto es que uno siempre se preocupa
por lo que pueda ocurrir. Pero si creas soluciones antes de que haya problemas
cuando quizás esos problemas nunca ocurran, entonces habrás desperdiciado un
montón de tiempo creando la solución que nunca utilizarás, y mucha energía
preocupándote por el futuro.
Y
ahora lo que si hay que hacer:
1. Sé abierto. ¿Cómo
sería comenzar cada día sin un plan, sólo para ver qué pasa? Da un poco de
miedo por la falta de seguridad y control, es un poco caótico quizás, un poco
como un pedazo de madera a la deriva flotando en el medio de un mar agitado.
Pero en verdad, esto es como es el empezar cada día *con* un plan – es sólo que
nos engañamos a nosotros mismo con la cantidad de control que poseemos. Así que
comienza el día sin plan, y sé abierto a lo que surja en cada momento.
2. Haz lo que amas.
Así que ¿qué debes hacer ahora que no tienes ningún plan? Haz lo que te
apasiona hacer, haz lo que te entusiasma ahora mismo. Crea algo asombroso.
Vuélcate con energías a un proyecto. Construye algo increíble. Y lo que piensas
que estás creando puede resultar en algo completamente diferente de lo surja en
el momento, pero te divertirás haciéndolo, y algo quizás mejor sea revelado.
3. Actúa, en el momento. Darte al momento presente no significa que seas pasivo y que la vida
te pase por delante. Significa actuar, pero haciendo lo que es necesario hacer
en cada momento, lo que te emociona en este momento, lo que se tiene que hacer,
en el presente.
4. Responde apropiadamente. La vida pasa y nosotros tenemos que responder. Pero en lugar de
desproporcionar las cosas, podemos responder de manera calmada y apropiada.
Podemos tomar la acción que es necesaria, arreglar el problema, hacer lo que
sea necesario para prevenir que vuelva a suceder, y seguir sin que esto nos
arruine el día.
5. Acepta. Acepta lo que pasa. Puede ser que no sea lo ideal, pero es lo que la vida te ha dado, lo
que ha resultado de tus acciones en un mundo imprevisible. Acéptalo, responde,
actúa y sigue. No te quedes estancado en cosas que no van de la manera que
quieres, pero acepta que eso es lo que ha pasado.
De
nuevo, esta forma de vida no es para todos. Algunos no
tiene la libertad de vivir de esta manera, y otros simplemente no quieren
renunciar o perder el control. Algunos pueden pensar que ésta es una forma de
vida pasiva, pero en realidad no lo es: es una forma de vivir en el momento sin
ser atrapado tanto por el futuro (o por el pasado).
Y
cuando vives en el momento, estamos realmente viviendo la vida en todo su
esplendor. Este es el regalo del presente.
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