Científicos rusos
han descubierto y demostrado el mecanismo “material” de tal fenómeno divino. “Una oración es un medicamento
poderosísimo”, afirma Valeri Slezin, jefe del Laboratorio de
Neuropsicofisiología del *Instituto de Investigación y Desarrollo
Psiconeurológico Bekhterev* de San Petersburgo.
“La oración no sólo regula todos los procesos del
organismo humano, sino que también repara la estructura de la conciencia más
afectada”.
La profesora
Slezin hizo algo que resulta difícil de creer: medir el poder de la oración.
Registrando los
electroencefalogramas de algunos monjes al momento de orar, logró captar un fenómeno
extraordinario, la desconexión completa del córtex cerebral.
Este estado puede
observarse sólo en bebés
de tres meses, cuando
sienten la cercanía de su mamá, provocándoles una sensación de seguridad
completa.
A medida que la
persona crece, tal sensación desaparece, la actividad cerebral crece y este
ritmo de las bio-corrientes cerebrales se muestra raramente; solamente en las horas de sueño
profundo o al orar, como ha demostrado el científico mencionado.
Valeri Slezin ha llamado tal estado desconocido *“leve
vigía, al orar”* y ha demostrado
que tiene una importancia
vital para la persona.
Es un hecho
sabido que las enfermedades son provocadas también por situaciones graves y
sucesos que nos quedan grabados en la mente. Al orar, sin embargo, las preocupaciones quedan en un
plan secundario e incluso desaparecen totalmente. De esta manera se hace posible
el restablecimiento psíquico, moral y físico.
Los oficios de la Iglesia también tienen un importante
rol en la recuperación de la salud.
La ingeniera y electrofísica Angelina Malakovskaia, del *Laboratorio de
Tecnología Médica
y Biológica* ha dirigido numerosos estudios para medir las diferencias en la
salud de las personas, antes y después de asistir a algún oficio religioso. Los resultados han demostrado
que participar de los servicios litúrgicos hace que se normalice la presión
sanguínea y determinados valores medibles también en la sangre.
Parece ser que las oraciones pueden incluso neutralizar
las radiaciones. Se sabe que
después de la explosión de Chernobyl, los instrumentos para medir la radiación
demostraron valores que llegaban a sobrepasar el límite cuantificable.
Sin embargo, en
el área en donde se encuentra la Iglesia del Arcángel Miguel, a 4 km de los
reactores, el valor de la radiación se mantenía normal.
Los científicos de San Petersburgo han confirmado,
también, basándose en distintos experimentos efectuados, que el *agua bendita*
(aghiasma), *la Señal de la Cruz* e incluso el *repique de las campanas* pueden
tener propiedades sanadoras.
Por eso, en
Rusia, las campanas siempre se han hecho sonar en épocas de epidemia.
La frecuencia
emitida por las campanas podría eliminar los agentes que provocan enfermedades
como la gripe, hepatitis o el tifus. Las proteínas de los virus parecieran volverse incapaces de portar
tales infecciones, de acuerdo a A. Malakovskaia.
*La Señal de la Cruz* tiene un efecto aún más
significativo: es capaz de eliminar microbios patógenos, no sólo en el agua corriente, sino también
en ríos y lagos.
Es más eficiente
incluso que los más recientes aparatos de desinfección con radiación magnética.
Así que a orar más y mejor! Feliz día
para todos!
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