Suena extraño, pero los
sabios dicen que el perdón debería ser innecesario y tiene sus trampas si no lo
haces bien.
La verdad es que si
practicas la comprensión y la compasión, entiendes que el otro hizo lo que
podía atrapado en su realidad.
Quien falla lo hace condicionado por las circunstancias, el desamor y un estado
de inconsciencia e ignorancia.
Si te abres a esta visión no necesitas perdonar, por eso la compasión pide un estado superior de
consciencia y de amor.
Una trampa del perdón mal
vivido es creerte superior a quien te ha agraviado.
“Yo soy bueno y él es malo”.
Eso te lleva a poner condiciones exageradas, o incluso, a asumir en una relación de pareja posturas
dominantes o de manipulación.
Otra trampa del perdón es ofrecerlo tan fácil que el otro lo toma como un permiso para volver a fallar.
Otra falla es un “perdón
con espejo retrovisor”.
Perdonar recordando sin cesar una falla en realidad no es
perdonar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios