La
barriga se sacia rápido, el espíritu no se sacia nunca.
El envoltorio puede ser importante, el contenido debe serlo.
Que
te quieran es en el fondo lo que buscamos todos los artistas.
No
puedo dejar de tocar la guitarra pero voy a subirme al
escenario más esporádicamente.
Los artistas somos muy egoístas. Uno se encierra en sí mismo y se
olvida de todo el mundo.
Tocaba con rabia para combatir la inseguridad
que me proporcionaba ser
sólo un guitarrista.
Eso
de la inspiración es mentira. Eso que decimos los artistas
de la inspiración, todo mentira. A mí lo que me gusta es estar tumbado.
Cuando compongo pienso en los guitarristas,
ellos son el termómetro, soy quien soy porque ellos me han puesto donde estoy. Se han criado
oyendo mi música.
[Al recibir el Premio Príncipe de Asturias
2004] Estoy muy orgulloso,
muy emocionado y pienso que, aunque me han dado el premio, siempre hay alguien mejor.
Si
tengo salud y ganas y algo nuevo que decir de mí y puedo provocar sorpresa,
creo que tengo que seguir. Pero depende de mi naturaleza y
de cómo me sienta.
En México hago pesca submarina, luego me
cocino lo que pesco y ya está. No quiero más.
Ahora
pienso mucho en el tiempo. Por primera vez creo que tengo que darme prisa.
Necesito saber en cada disco que me estoy jugando la vida. Y no
es cuestión de dolores de espalda. Es una lucha contra el tiempo, la edad, la falta de energía, de
estímulo.
La fusión puede dar resultado aunque yo no
creo en ella. En mis trabajos con Larry Coryell, John McLaughlin o Al Di Meola
la música no era flamenco ni jazz, era una fusión de músicos que no de músicas.
El
flamenco es la cultura más importante que tenemos en España y me atrevo a decir que en Europa. Es una música increíble, tiene una gran fuerza emotiva y
un ritmo y una emoción que muy pocos folclores europeos poseen.
Mi
único sueño, realmente, es echarme a una hamaca y llevarme todo el día acostado. La vanidad es algo que muy pronto se llena, al halago te acostumbras
enseguida, pero yo ya
estoy muy cansado. Eso sí, no voy a retirarme, hay un cabrón dentro de mí que no me deja.
Es muy importante no perderse de la tradición porque ahí es donde está la esencia,
el mensaje, la base. Sobre ella si puedes ir a cualquier sitio y escapar pero sin dejar nunca esa raíz
porque, en definitiva, la identidad, el olor y el sabor del flamenco están ahí.
Un
artista ha de ser fiel a sí mismo, gustarse y creérselo
porque así lo refleja automáticamente y llega a todos. Dicen que para ser
universal tienes que ser
de tu pueblo.
Yo creo que si sólo piensas en los que puedes
gustar a los demás te vuelves loco, te pierdes.
Para mí lo más importante cuando uno aborda un proyecto
nuevo es crear la sorpresa. Y eso es lo que busco, el lugar por donde no
ha pasado nadie, que el
que escuche se sorprenda, y es muy difícil, porque todos vamos por lugares comunes. Sólo si me sorprendo a mí mismo sorprendo a los
demás.
[El
éxito es] Tocar bien. Y dentro de mi tradición crear un camino por que sea
aceptado y pueda influir y del que puedan copiar los demás profesionales
de mi música. El resto es
agradable, lo de ganar dinero y que te llamen "maestro", pero el éxito con mayúsculas es
que te reconozca la gente de tu profesión.
Siempre
creí que la musa venía cuando ella quería y es mentira, llega trabajando. Cuando estás
inspirado parece que las ideas fluyen mejor, pero hay que coger la guitarra a diario y garabatear un papel a ver si
sale algo. Hago mil, luego los repaso, y si sale un trazo que me gusta, intento elaborar una
falseta o una idea.
Siento
miedo a repetirme, me pregunto si estoy haciendo algo nuevo pero me entra
alegría cuando sale algo bonito. Y a continuación me deprimo otra vez.
Es una angustia horrorosa. Imagino
que todo el que se pone a inventar algo lo pasa fatal. Pero cuando sacas algo que te
gusta, aunque sólo sean diez segundos de música, te emocionas y hasta te das un
olé.
La guitarra. Hay una relación ahí entre devoción y odio, porque es
mucho el esfuerzo que tiene uno que hacer para tocar flamenco. La
guitarra es un instrumento que nunca estás seguro cuando lo tocas, siempre
estás vendido. Depende de tantas cosas: del estado de ánimo, del equilibrio emocional en ese momento...
Vivir
en sociedad y dentro de un sistema es como un juego donde el dinero supone
ganar la partida, te lo dan a cambio de hacer algo que
gusta a todos. En el caso de los artistas es el reconocimiento de que tu trabajo es válido, sólo
eso. Me imagino que el que gana un manipulador no debe dar la misma
sensación. Hay que saber
valorar el dinero porque es fácil caer en la trampa de seguir queriendo
acumular a pesar de tener más del que puedes gastar. Ahí empieza a ser insano y
peligroso.
No
hay que plantearse si vas a llegar o no, si te vas a hacer rico o si te vas a
hacer famoso. Hay que tocar la guitarra para disfrutar, porque el músico puede llegar a ser el hombre más
feliz del mundo con que la olla hierva y tengas un camastro donde acostarte.
La música per se te va a
hacer feliz, serás un triunfador, aunque estés tieso. Enciérrate en tu casa, trabaja y
trabaja. Ten
disciplina, disfruta de lo que haces. Esa es la única manera de llegar arriba, de ganar dinero,
de hacerte famoso
Para
tocar bien hay que pasar muchas horas encerrado comiéndote el coco. Y eso un día y otro y otro marca y deja secuelas hasta volverte
neurótico. Recuerdo una época de mi vida en la que sonaba el teléfono y me
ponía a temblar o estaba todo un día nervioso si sabía que alguien venía a
visitarme y sudaba mucho. Todo
lo produce estar tanto tiempo solo. Pero se cura en 15 días de gira. La solución es el contacto con
la gente, que es lo que realmente te aterra cuando estás en ese estado febril
de soledad.
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