Si te la pasas siempre quejándote y
deseando pero no actúas, difícilmente te escaparás de la mendicidad.
Si
hay algo que has estado posponiendo, un problema que no resuelves.., deja de correr, deja de esconderte,
enfréntalo y empieza a resolverlo.
Ahora
es el momento de afrontar los problemas con ingenio y efectividad.
Cuando
la situación parece dolorosa, imagina lo bien que te sentirías si ya lo hubieras resuelto. Piensa
en el resultado imaginado haciendo lo que debes hacer.
Dios está contigo, y de él provienen
tus esfuerzos.
Haz tu parte con dedicación y esfuerzo y mantén a Dios de tu lado para que te ilumine el mejor
camino.
Tu
has resuelto de forma exitosa muchos otros problemas en el pasado y todo lo que tienes que hacer
es volver a intentarlo.
Ten fe, confía en ti, y haz el firme
propósito de salir adelante con éxito.
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