Es
tan realista prever el éxito como lo es preocuparte por el fracaso. La
diferencia está en la elección que haces.
Puedes hacer un esfuerzo, o inventarte una excusa. La
elección depende de ti.
Siempre tienes el poder de marcar la diferencia. Elije ese poder de manera
positiva, útil y enriquecedora.
El tiempo fluye hacia ti y la energía fluye desde tu
interior. Continuamente puedes tomar la decisión de transformar todo ese tiempo
y toda esa energía en algo útil y darle un valor significativo.
En lugar de desgastarte en preocupaciones, en
resentimientos, en ansiedad, dirige esa energía hacia el bien y hacia alcanzar
el logro. Esta asombrosa y milagrosa vida que te ha dado Dios es tuya. Así que
elige vivir cada momento al servicio de Dios, buscando el bien común.
Cada día, la elección es tuya. Elije el camino del bien, la bondad, el éxito y la
realización.
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