Vivir sin filosofía es vivir sin
dirección
La
mayoría de personas carecen de una filosofía de vida coherente. Pasan los días persiguiendo
placeres temporales y evitando las incomodidades. Son esclavos de lo
inmediato, atraídos por cualquier distracción para no enfrentar su situación.
Cualquier excusa para evitar la gran pregunta: ¿Es así como quiero vivir?.
Vivir
sin filosofía es vivir sin dirección. Sin una brújula interna que guíe nuestra vida seguiremos
el camino marcado por la masa sumisa.
Absorberemos
sin cuestionar los valores y aspiraciones de la sociedad, y moriremos sin haber vivido en
realidad.
No deberíamos tener miedo a la muerte,
sino a no empezar nunca a vivir».
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