Sin amor, la humanidad no
podría existir un día más.
La paradoja del amor es,
ser uno mismo, sin dejar de ser dos.
En la esfera de las cosas
materiales, dar significa ser rico. No es rico el que tiene mucho, sino el que
da mucho.
Cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento son mutuamente interdependientes.
El consenso de todos sirve como prueba de la corrección de sus ideas.
No da con el fin de recibir; dar es de por sí una dicha exquisita.
El problema de conocer al hombre es paralelo al problema religioso de
conocer a Dios.
Las respuestas dependen, en cierta medida, del grado de individualización alcanzado por el
individuo.
Mientras tememos
conscientemente no ser amados, el temor real, aunque habitualmente inconsciente, es el de amar.
Es bien sabido que los
pobres están, más inclinados a dar que los ricos.
Dos personas se enamoran
cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado.
En lo que toca específicamente al amor, eso significa: el amor es un poder que produce
amor; la impotencia es la incapacidad de producir amor.
En una cultura no orgiástica, el alcohol y las drogas son los medios a
su disposición.
El amor es una actividad,
no un efecto pasivo; es un estar continuado, no un súbito arranque.
Las características especificas que hacen atractiva a una persona dependen de la moda de la época,
tanto física como mentalmente.
El sexo sin amor sólo
alivia el abismo que existe entre dos seres humanos de forma momentánea.
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