Es cierto que
cultivar nuestros sueños y amar sin condiciones son caminos importantes hacia
la felicidad. Cultivar nuestros sueños nos ayuda a encontrar propósito y
significado en nuestra vida, lo que puede aumentar nuestro bienestar y nuestra
sensación de satisfacción. El amor sin condiciones, por otro lado, nos permite relacionarnos con
los demás de manera más auténtica y sincera, lo que puede enriquecer nuestras
relaciones y aumentar nuestra sensación de conexión con los demás. Al final, la felicidad es una
sensación subjetiva y puede ser diferente para cada persona, pero cultivar
nuestros sueños y amar sin condiciones pueden ser dos caminos efectivos para
alcanzarla.
REFLEXION
Son mis pensamientos los que me hacen sentir feliz
o desdichado, no mis circunstancias.
Si cambio yo, cambia la realidad.
Lo único que debo controlar es mi mente,
no el mundo ni a los otros a los que debo aceptar tal como son.
La felicidad no depende de las posesiones o del
tiempo, sino de amar
en el ahora sin traumas del pasado ni miedos al futuro.
La
felicidad no es una meta, sino un
trayecto.
Nace de disfrutar cada momento, de armonizar con
amor pasado, presente y porvenir.
Me acepto y elijo amarme como soy. Creo
y eso me impulsa a dar buenos frutos y obtener buenos resultados.
Me relajo cada día, viajo al interior y siento
que allí mora Dios y que Él me reconcilia con la vida.
Cultivo mis sueños, les pongo fecha, los visualizo y
busco aliados para que se conviertan en una hermosa realidad.
No intente cambiar a los demás.
El amor no puede basarse en condiciones,
intereses ni requisitos.
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