Sé
completamente honesto contigo mismo. Te lo mereces y te lo debes a ti.
Cuando
te engañas a ti mismo, fallas tanto como engañador y como engañado, terminas siendo
una persona que está perdiendo sus valores.
Tienes
que saber lo que necesitas saber, tienes
que ver lo que hay para ver. Permítete
sentir lo que debes sentir.
Por difícil que sea enfrentar la
verdad, siempre será la mejor
alternativa. Elige
construir tu vida a partir de la verdad, en lugar de ver cómo las
mentiras te van desgastando.
No
trates este tema a la ligera, apóyate en toda la sabiduría que has acumulado
durante tu vida. Escucha tu corazón, confía en Dios y en lo que te
dice tu conciencia, actúa en consecuencia, con respeto y gratitud.
Sé
honesto con aquellos que confían en ti,
que dependen de ti, que te han dado tanto, y que son los que realmente te importan.
Escucha
tú “yo” interior y así vivirás en paz y armonía.
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