Dormir al medio día despeja la
mente, mejora la salud, el rendimiento y la concentración.
Seguramente le ha pasado: después de almorzar se siente
cansado y con la necesidad de dormir. No se angustie, siempre y cuando usted haya
pasado una buena noche, es normal.
Para
comenzar, hay que aclarar que el ser humano tiene dos periodos de sueño: el
mayor y el menor. El primero está relacionado con la oscilación entre luz y la
oscuridad. Usualmente, consta de cinco etapas, que regulan el sueño desde que
la persona se acuesta en la noche hasta que se levanta en la mañana.
El
segundo periodo –menos conocido por la gente–, coincide con la comida del medio
día.
De acuerdo con un experto neurólogo especialista en el
sueño, en este momento “la temperatura del cuerpo es más alta, y hay una
tendencia a una pequeña profundización. Ese estado nos hace menos eficientes: es por esto que buscamos el
reposo o la conocida siesta”.
Y aunque tomar la siesta es una costumbre arraigada,
sobre todo en pueblos o ciudades de tierra caliente, en las grandes urbes,
debido al ritmo de trabajo, a las grandes distancias y al estrés, ha sido
dejada a un lado.
Lo que no muchos saben es que tomar una siesta trae
múltiples beneficios para la salud y para el rendimiento de las personas. Al
menos así lo confirman especialistas en la materia y un sinnúmero de
investigaciones.
Se aprende más
Una de las más recientes fue realizada el año pasado por
la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos. Esta pesquisa se realizó con 39
adultos jóvenes, a los que se dividió en dos grupos: los que dormían la siesta
y los que no. Hacia medio día todos los participantes realizaron una prueba de
aprendizaje. Luego, a las seis de la tarde, hicieron otra prueba. Quienes pudieron dormir una
siesta tuvieron una mejor capacidad resolutiva, comparada con quienes no
durmieron.
Pero allí no paran los beneficios. Una investigación del
Allergheny College de Pennsylvania, en Estados Unidos, demostró que una siesta diaria hace que disminuya
la presión arterial de quienes están sometidos a altos niveles de estrés.
Los investigadores seleccionaron a 85 universitarios que
dividieron en dos grupos. A algunos de los estudiantes se les permitió tomar
una siesta. Paso seguido, tanto los que durmieron como los que no, completaron
unos cuestionarios para evaluar su calidad del sueño y se les midió su presión
arterial y ritmo cardíaco.
Aquellos
que tomaron la siesta tuvieron una presión arterial y un ritmo cardíaco menor;
lo que, a juicio de los investigadores, demuestra que un periodo corto de sueño
puede ayudar en la recuperación cardiovascular después de una situación
estresante.
El
cerebro requiere de una breve pausa y que descansar puede contribuir a la
relajación, lo que contribuye a mejorar la concentración.
El especialista resalta, además,
que “una siesta, en promedio, debe durar 20 minutos, aunque hay
personas que la toman de más y les funciona. Eso sí, no se debe hacer a las seis de la tarde,
porque se echa a perder el proceso de acumulación homeoestática (mecanismo
biológico para mantener el equilibrio en el organismo), que es la que nos hace
dormir bien durante el periodo mayor”.
Pasa que muchas personas le huyen a la siesta porque
piensan que no podrán conciliar el sueño en la noche. En ese sentido, una
importante científica e investigadora de Harvard, explica que tomar siesta cambia
tu vida, que “no hay evidencia que demuestre que una siesta al medio día dañe
el sueño de la noche. De
hecho, hay estudios que comprueban que la siesta puede mejorar la habilidad
para dormir de noche”.
Algunos minutos de sueño reparador
Un experto en programación neurolingüística, propone que
las personas utilicen 20 minutos de su hora de almuerzo para lograr un sueño
reparador: Diez minutos de inducción al sueño, siete minutos de sueño profundo
y tres minutos de recuperación.
“En vez de usar el tiempo restante del almuerzo para
charlar, fumar o no hacer nada, podemos relajarnos en nuestro puesto y
liberarnos del estrés”
Una experta científica de Harvard explica las ventajas de
tomar una siesta.
1. Alerta
Estudios
de la Nasa han comprobado que el estado de alerta se aumenta hasta en un 100
por ciento.
2. Precisión
Sea cual sea su actividad, una siesta ayuda a que las personas cometan menos errores.
3. Decisiones
Se
sabe que los pilotos que toman una siesta toman mejores decisiones durante el
despegue y el aterrizaje.
4. Deseo
Privarse
del sueño disminuye el deseo. Una siesta reduce ese perjudicial
efecto.
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