Las
nuevas técnicas de mercadeo hacen que ese grupo se vuelva atractivo.
Influenciadores
El tener alguna cercanía con sus seguidores hace que lo
que promocione o venda tenga más efecto sobre el grupo.
Se conocen
también como ‘mini-influenciadores’ y son el más reciente invento para
promocionar y vender artículos y servicios en internet.
Los nano influenciadores son parte del mercado de
personas con muchos seguidores en las redes sociales que tendrá un valor de más
de 10.000 millones de dólares para 2020 y que se puede dividir en cuatro
categorías: mega influenciadorers, macro influenciadores, micro influenciadores
y nano influenciadores, cuya distinción principal está en el tamaño de sus
seguidores.
Usted
probablemente ha oído hablar de los grandes influenciadores, esas personas
famosas en internet que tienen más de un millón de seguidores en las distintas
redes y que hacen mucho dinero promoviendo marcas, productos y servicios.
Ellos, junto con las celebridades, los usuarios
prolíficos de YouTube o las mascotas con gigantescas cantidades de admiradores,
hacen parte de los dos primeros grupos a la cabeza del mercadeo digital que son
cortejados y pagados con grandes sumas, para que se conecten o para que publiciten
marcas.
Tras
ellos están los micro influenciadores, o sea quienes hacen lo mismo por menores
pero igualmente considerables pagos, porque cuentan con audiencias de tamaño
mediano o sea entre decenas y centenas de miles de seguidores.
Ahora los mercadólogos están recurriendo, por un lado, a
micro investigadores, o sea personas más especializadas y, por lo tanto, más
confiables, para que por una micro tarifa se conviertan en embajadores de la
marca, promoviendo desde tocino vegano hasta aspiraciones futuristas o
tratamientos para la cutícula.
Ellos son parte de los nano influenciadores, o sea los
ciudadanos digitales con seguidores en los bajos miles que, aunque en menor
escala, también tienen influencia. El punto es que no son famosos y eso los hace mucho más accesibles y
baratos.
En
general, comparados con los influenciadores más grandes, los seguidores de los
nanos son parte de las nuevas generaciones, entre los 13 y 22 años, que tienen
intereses específicos como la moda, algún deporte o el arte.
Esencialmente, un nano influenciador está empezando a
acumular seguimiento en torno a un tema en particular. Ese nivel de
identificación se debilita cuando un influenciador tiene millones de seguidores
con un rango de intereses mucho más amplios.
Una
encuesta informó que los nano influenciadores pueden hacer participar hasta el
8,7 % de sus seguidores, mientras que el porcentaje de participación de los
influyentes famosos, que tienen más de un millón de seguidores, es solo del
1,7%. “Todos los que están en Instagram o en Facebook tienen un amigo o amiga
que es realmente popular y está acumulando ‘me gusta’ y comentarios a diario”,
explicó el director ejecutivo de una agencia de marketing de influenciadores,
al diario The Guardian. “Es probable que nunca hayan trabajado con una marca
antes, pero son realmente buenos en las redes sociales”.
Así que, si su prima que siempre está en las redes,
comienza a recomendar con entusiasmo una crema para la cara o una esponja para
lavar platos, probablemente esa sea la razón.
Se trata de una progresión lógica, según los expertos. Es
mucho más fácil para las marcas negociar con personas comunes que con
personalidades y celebridades, porque no aspiran a recibir grandes pagos y
muchas veces lo hacen a cambio de recibir productos gratuitos. El promedio de seguidores de un
nano es entre 1.000 y 5.000, y lo que les falta de alcance lo compensan en la
personalización. Es mucho más probable que alguien reserve unas
vacaciones por la sugerencia de un amigo que por la de un gran influenciador.
Cuando en sus propias palabras (con algunas indicaciones
del promotor) recomiendan un detergente biológico, un mueble o un concierto, lo
que dicen da la impresión de ser más genuino.
Las
nuevas generaciones tienden a inclinarse hacia la opinión de sus pares en
línea, en lugar de las figuras de autoridad tradicionales. Una investigación
reciente mostró que, entre la generación Z, las redes sociales superan en
influencia tanto a los medios de comunicación como a las personas reales como amigos
y familiares. O sea que los más jóvenes confiarán cada vez más en los
nano influenciadores para ayudarles a hacer decisiones.
Para una de las agencias digitales de publicidad, que
trabaja con más de 7.500 nano influenciadores, sus planes son doblar el número
para marzo próximo, porque “son una oportunidad inmensa, barata y sin
explotar”.
Son como una fiebre del oro entre agencias de publicidad
que están aumentando esfuerzos para encontrarlos, contactarlos y contratarlos
porque “se comprometen más seriamente y tenemos las tecnologías que nos
permiten trabajar con muchos de ellos, seguir y medir los que funcionan y los
que no”.
¿Alguna nube en ese radiante panorama? El fraude. Como todas las actividades
digitales, el sector está plagado de prácticas comerciales deshonestas como
personas influyentes con seguidores falsos y falta de autenticidad o simple
estafa por parte de muchas marcas.
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