“No
puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar.”
“Nosotros nos habíamos hecho indignos de orar, pero Dios,
por su bondad, nos ha permitido hablar con él. Nuestra oración es el incienso
que más le agrada.”
“Nuestros
sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos
a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos
nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar
plenamente en Él.”
“Nunca
hay que decir « no me toca», sino « ¡Voy yo!»
“Nunca podremos enseñarle a un chico el horizonte de
grandeza de la patria si usamos nuestra dirigencia como escalón para nuestras
ambiciones personales, para nuestros mezquinos intereses, para promover a los
enemigos que nos sostienen. (…) Cuando nuestros chicos nos ven a nosotros
dirigentes que les damos este testimonio de bajeza no se animan a soñar y a
crecer”
“Otro
beneficio de la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con
tanto deleite, que ni se percibe su duración. Mirad: cuando era párroco
en Bresse, en cierta ocasión, en que casi todos mis colegas habían caído
enfermos, tuve que hacer largas caminatas, durante las cuales oraba al buen
Dios, y creedme, que el tiempo se me hacía corto.”
“Para
hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle
aceite.”
“Para que tomemos conciencia por los cambios necesarios
que la sociedad necesita y se termine con la trata de personas; para que todos
los vecinos se unan, se solidaricen y se organicen de forma desinteresada por
el bien de nuestros barrios; para que podamos escucharnos sin crispaciones y no
tengamos miedo; para que tengamos fe en que algo se puede cambiar, y vencer la
impunidad y la corrupción”.
“Parece que Dios ha querido hacernos dueños de nuestro
destino cuando dijo, en varios lugares del Evangelio, que se nos tratará como nosotros hayamos tratado a
nuestro prójimo. Se nos juzgará como hayamos juzgado a los demás; se nos dará
si damos; se nos perdonará como hayamos perdonado. Así, pues, sobre nosotros
mismos recaerá todo el bien o el mal que hacemos a los demás. ¡Cuán
extraño, dice San Agustín, es ver a los hombres maltratarse recíprocamente!
¿Las otras creaturas no proporcionan ya bastantes ocasiones de sufrir?”
“Pero, si vais a ser eficaces predicadores de la Palabra,
debéis ser hombres de fe profunda, y a un tiempo oyentes y operadores de la
Palabra”.
“Políticas familiares basadas en la esterilización
masiva, en la promoción del aborto o del divorcio producen «resultados
dramáticos»: la
desintegración de la célula fundamental de la sociedad”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios