El
bajísimo contenido calórico del tomate (1 tomate grande= a 30 calorías), lo
hacen ser uno de los alimentos más recomendados en cualquier tipo de dieta,
pues además posee una gran cantidad de vitaminas (vitamina A, C, E, K, B-1,
B-6, PP).
Aunque su naturaleza es el de una fruta,
normalmente se suele usar como una verdura.
¿Cual sería la mejor manera de consumirlo? Lo
ideal es comerlo crudo, aunque también se puede comer al horno en rodajas
enteras (estas son las dos maneras de incorporar absolutamente todos sus
principios nutritivos.
Si se toma zumo de tomate, es recomendable
beberlo recién preparado, de esta forma no perderá sus vitaminas.
Las
conservas de tomate mantienen sus principios nutritivos. Pero las pierden por
completo al ser calentadas.
Es un buen aperitivo, diurético y laxante. Un
tomate es ante todo un 95% de agua.
Se considera un buen afrodisiaco y se ha
comprobado que comerlos frescos incrementa el deseo sexual.
Es uno de los principales alimentos
antioxidantes. Rico en minerales especialmente en potasio, hierro y calcio, además de fósforo, yodo, zinc,
cobre, manganeso y flúor.
Consumirlos
habitualmente en ensaladas, ayuda a prevenir los problemas de próstata.
Ayuda en la depuración del organismo, hace la sangre
más líquida y fluida, por lo que mejora la circulación general.
Ayuda a disolver los cálculos del hígado y la
vesícula y, baja también las inflamaciones de los intestinos (usar en problemas
de hígado, estómago y páncreas..).
RECIENTES ESTUDIOS HAN DEMOSTRADO, QUE EL LICOPENO (PIGMENTO QUE LE
PROPORCIONA EL COLOR ROJO), ES EL MÁXIMO RESPONSABLE DE SU BENEFICIOSA
INFLUENCIA EN NUESTRO ORGANISMO.
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