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HACER DIETA EN PAREJA



Si estás pensando en cambiar tu rutina de alimentación para bajar los kilitos de más, entonces invita a tu pareja y verás cómo es más fácil alcanzar la meta.

Aunque suene un tanto aterrador, si tu pareja tiene unos kilos de más es muy probable que tú también los tengas o que estés próxima a ganarlos pues generalmente los malos hábitos y rutinas tienden a igualarse. Esta situación se presenta aún con más frecuencia entre quienes apenas empiezan a convivir juntos.

Pero no pienses entonces que casarte o vivir en pareja atenta contra tu belleza pues también tiene su lado positivo si lo que estás buscando es cambiar tus hábitos alimenticios. Según los nutricionistas, hay más posibilidades de perder peso si el nuevo régimen lo siguen los dos dado que se controlan mutuamente, se alientan, se apoyan y se cuidan de no caer en tentaciones.

La técnica
Los dietistas de la Universidad de Newcastle en Inglaterra afirman que adelgazar es mucho más difícil cuando se está iniciando la convivencia dado que las parejas tienden a complacerse y una de las formas de hacerlo es con la comida. De hecho, los momentos que comparten con mayor intensidad son los que tienen que ver con los alimentos (cenas, desayunos en la cama, golosinas mientras ven una película, salidas románticas, etc.). En el mismo sentido, el ejercicio pasa un segundo plano porque el tiempo se dedica ahora para atender a la pareja.

No obstante, hay trucos para que la experiencia de vivir juntos no sea sinónimo de obesidad sino de oportunidad y de cambio favorable para ambos. Para lograr esa transformación de hábitos lo primero es llegar a un consenso en el que quede claro que es necesario adoptar un nuevo estilo de alimentación.

Luego, acordar –idealmente con la ayuda de un nutricionista- cuáles son los alimentos que hay que eliminar de la dieta y cuáles son los que hay que incluir para que los dos tengan claro qué se debe comprar en el mercado y qué hay que descartar definitivamente.

Por último, es indispensable determinar cuál es la mejor forma de cocinar los alimentos de tal manera que los dos queden satisfechos y que la técnica pueda ser usada con regularidad y no sólo como parte de una ‘dieta’. Esto logrará, entre otras cosas, que el régimen se respete estando fuera de casa porque el cambio se ve como una opción deliciosa y no como una obligación que pronto acabará.

Lo que se debe saber para no fracasar
1.Un hombre ingiere en promedio 2.800 calorías al día mientras que una mujer está alrededor de las 1800. Esto supone un tercio menos, reducción que se explica en que tanto las necesidades calóricas como la contextura física del género femenino son diferentes.

En consecuencia, si una mujer come la misma cantidad de alimentos que un hombre, quiéralo o no terminará por engordar por lo que es muy importante determinar las raciones y el tipo de productos que se han de preparar.

2. Por lo general, quien haga las compras impondrá sobre su pareja el tipo de alimentación. Para que esto sea un punto a favor en la tarea de perder peso, quien tenga esta responsabilidad debe preocuparse todavía más por la calidad de los alimentos que ha de llevar a casa.

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