Una
periodista británica comprobó durante 30 días los efectos nocivos de no
retirarse el maquillaje en las noches.
Un mes durmiendo con maquillaje
envejece hasta 10 años.
Un dermatólogo inglés le dijo a Anne Pusglove que durante
su experimento de un mes, la piel había envejecido 10 años.
Pursglove durmió con los polvos, bases y sombras sobre su
cara durante 30 noches y solo se lavaba el rostro con agua en las mañanas para posteriormente
aplicarse de nuevo el maquillaje.
Con el objetivo de medir objetivamente los cambios que se
presentaban sobre su piel decidió visitar al doctor en el estudio de imagen
cosmética 3D. El doctor analizó la piel con una cámara especial 3D que muestra
en detalle la pigmentación, los capilares rotos, los poros dilatados y las
arrugas.
Antes de iniciar el proceso, los datos de la piel de la
periodista de 40 años fueron comparados con el promedio de las mujeres de la
misma edad, para obtener un resultado porcentual. El experto también tomó
medidas de la humedad del rostro para determinar qué tanto reseca la piel el
grupo de productos que se utilizan sobre la piel.
Anne
utilizó la base 3 en 1, pestañina, delineador de ojos y brillo de labios.
Al tercer día, la periodista empezó a ver unos pequeños
quistes blancos alrededor de las pestañas y sentía la piel tan seca, como si
tuviera una máscara encima. Días más tarde varios amigos le dijeron que tenía
apariencia de cansancio.
Al inspeccionar la piel en un espejo de aumento, la
superficie se veía escamosa y con bultos. Cada vez se hacía más difícil la
aplicación de la pestañina y sus pestañas se habían juntado en dos grandes
grupos.
Con el paso de las semanas sus labios se resecaron y la
piel de las comisuras de los labios se desquebrajó. Anne estuvo a punto de
dejar de usar la pestañina, pues estaba arrancando sus pestañas, incrustándose
en sus ojos y causándole infecciones oculares, por lo que temía sufrir daños
irreparables.
Los
poros de su nariz se obstruyeron y sus párpados y mejillas tomaron un color
rojizo.
La cámara mostró que la textura de la superficie de la
piel era de alrededor del 10 por ciento peor (es decir, más desigual) en la
frente y en el lado derecho.
El lado izquierdo empeoró en un 20 por ciento ya que la
periodista duerme hacia ese lado y la falta de oxigenación de la piel empeora
los efectos.
El
no uso de lociones limpiadoras dio lugar a una piel reseca y una caída del
cinco por ciento en los niveles de humedad. “Una capa de maquillaje también
evita la regeneración de la piel, lo que frena el proceso de renovación y da
como resultado una textura desigual", afirmó la especialista.
La piel de la periodista de 40 años era sensible y
propensa al enrojecimiento y eso había quedado escrito en la evaluación previa
al experimento.
Sin embargo, el uso de maquillaje afectó esta condición,
pasando de un seis a un ocho por ciento
en un enrojecimiento superior al de las mujeres promedio. “Dormir con el
maquillaje tiene un efecto oclusivo (que forma una barrera sobre la superficie
de la piel). Esto significa que los agentes irritantes son encerrados,
exacerbando las reacciones alérgicas”.
Las imágenes mostraron que los poros eran alrededor de
cinco por ciento más grandes de lo que eran al principio. “La suciedad en los
poros no sólo los hace más visibles y por lo tanto más grandes, sino que con el
tiempo, en realidad se estiran".
Sin embargo, el agrandamiento de los poros también
significa que la piel envejeció durante el mes de experimento. “Las personas
mayores tienen poros más grandes, ya que con la edad la elasticidad disminuye
por lo que las estructuras que soportan la piel se aflojan”.
Afortunadamente, el dermatólogo
la tranquilizó. “No hay ningún daño significativo en cuatro semanas. Pero
evitar a largo plazo la limpieza de la piel sin dejar de usar maquillaje podría
ser perjudicial a largo plazo”, le dijo el experto.
"El mayor problema es la acumulación de
contaminantes ambientales, que conducen a la generación de radicales libres que
contribuyen a la descomposición del colágeno y la elastina, las estructuras que
mantienen joven la piel”.
Una vez finalizó su experimento,
Anne Pusglove llegó a una sola conclusión: “Por más ocupada que esté antes de
dormir, mi prioridad será limpiarme el rostro y eliminar el maquillaje que usé
en el día”.
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