Una sana y fuerte depende de una muy buena autoimagen, o sea, de cómo te ves a ti mismo.
Solo cuando te aceptas y te valoras, puedes valorar a otros y tener relaciones satisfactorias.
Por lo mismo, te conviene eliminar las creencias de menosprecio que te rebajan y te limitan.
Amarte a ti mismo no es vanidad, es reconocer tu valía y no asumir el ingrato papel de víctima, de “pobrecito”.
Amarse fue lo que siempre hizo Celia Cruz y jamás le dio importancia al color, los años o las arrugas.
Se aceptaba como era, ejercitaba sus dones y se concentraba en sus talentos, no en sus limitantes.
Es lo mismo que tú puedes hacer, consciente de tus cualidades y también de unos vacíos que puedes llenar.
Piensa lo mejor de ti, motívate a diario y tenle miedo a la apatía y las dudas, no al
fracaso ni a la estrechez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios