Hay
una frase de cajón cuando se hace el entierro de alguien: "Llevaron al
difunto a su última morada".
Es una frase engañosa porque en una tumba ningún cuerpo
habita o vive y esa no es la última morada del alma.
Hay que cambiar el horrible modo que tenemos
de ver la muerte y todo lo que a ella se refiere.
La gente dice: "pusimos a mi mamá junto a
mi papá". No, ellos están juntos en la otra vida no en un cementerio.
"Fui a visitar a mi hijo a su tumba"
No, allá están sus huesos, no él. Por pensar así es que creamos falsos apegos.
Y uno bien dañino es aferrarse a un cuerpo que el ser
amado ya dejó. ¿Por qué no lo sueltas tú?
Los
hindúes y los tibetanos no se apegan al cuerpo y sus duelos son serenos echando
las cenizas a un río.
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