1.
Enseñanza. Tan importante es lo que sabes como lo que enseñas.
2.
Preparación. Dedica más tiempo a preparar una clase que aprenderte su
contenido.
3. Enfado. No entres nunca con cara de enfado en el aula. Entrar enfadado
no hará que tus alumnos te respeten más. ¿Por qué entrar con cara de enfadado
si no estás enfadado?
4.
Puntualidad. Sé siempre puntual. La puntualidad es una cualidad que a la
larga valoran positivamente tus alumnos. La puntualidad te permite acercarte a
algunos de tus alumnos y trabajar con ellos la escucha activa.
5. Fin de semana. No trabajes los fines de semana a no ser que sea
estrictamente necesario. A lo largo de la semana debe haber un tiempo
para trabajar, otro para aprender y otro para descansar.
6. Docente tóxico. Rodéate de compañeros de trabajo de los que puedas
aprender y aléjate de los que consideres como docentes tóxicos.
7. Alternativa. Ten siempre preparada una clase alternativa en
caso de que surja algún imprevisto. La buena improvisación requiere siempre de
mucha experiencia.
8.
Material audiovisual. Ten siempre a mano material audiovisual para
utilizar en cualquier momento durante una sesión lectiva. El material
audiovisual es excelente para finalizar una clase, por ejemplo.
9. Grito. No grites. Hazte oír. Cuanto más grites en el aula, más ruido se
generará y más alto hablarán tus alumnos. Aunque parezca una paradoja, es el
silencio lo que genera silencio.
10.
Oportunidad. Recuerda siempre que cuando no estás enseñando, también
estás enseñando, es decir, cuando no impartes los contenidos de una asignatura
y estás en contacto con un alumno o un grupo, debes tener presente que ese
momento también es una oportunidad para enseñar, para transmitir valores, para
interesarte por tus alumnos.
11. Equilibrio. No olvides nunca que la enseñanza es el equilibrio entre
la inteligencia intelectual (lo que enseñas en clase sobre tu asignatura) y la
inteligencia emocional (la capacidad de manejar, entender y gestionar las emociones propias y las de tus
alumnos).
12. Conocimiento. Invierte todo el tiempo que sea preciso en conocer a
tus alumnos. Cuanto más les conozcas, más estrategias tendrás para
enseñarles lo que les interesa.
13. Creatividad. Recuerda que la enseñanza también es creatividad.
Puedes aprender a ser más creativo en el siguiente enlace.
14. Uso de las TIC. Haz del uso de las TIC un aliado,
pero nunca un sustituto. Piensa que el mayor valor del aula para el aprendizaje
sois tú y tus alumnos y que las herramientas con las que trabajas en el aula
son eso, herramientas,
instrumentos para hacer de ti un mejor docente y de tus alumnos mejores
estudiantes.
15. Saludo. Saluda a tus alumnos cuando entres, llámales por su nombre y
despídete de ellos al finalizar la sesión lectiva.
16. Explicación vs. enseñanza. No confundas explicar con enseñar. Cuando
explicas algo no les estás enseñando nada que ellos no puedan aprender por sí
mismos.
17. Simpatía vs. empatía. No seas simpático, sé empático.
18.
Preguntas abiertas. Haz preguntas abiertas. Evita las preguntas
cerradas.
19. Escucha empática. Cuando un alumno te cuente algo,
deja de hacer lo que estés haciendo en ese momento, mírale siempre a los ojos y asiente con la cabeza.
A eso se le llama la escucha empática, la escucha no de las palabras, sino del
corazón.
20.
Cuidado de la voz. Cuida tu voz. Es una de las mejores herramientas que
tienes para trabajar. Hidrátate
constantemente a lo largo de tu jornada laboral y, sobre todo, evita bebidas
frías.
21. Utilidad. Pregúntate antes de entrar en el aula si lo
que vas a enseñar a tus alumnos tiene alguna utilidad en la vida real. Si no es así, plantéate
si vale la pena enseñarlo.
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