¿Qué pasa si se reúnen en un salón un doctor en
ciencias físicas, otro en informática y uno más en ciencias políticas y
sociología?
Lo primero que se viene a la cabeza es que los representantes de las ciencias exactas ‘armen toldo aparte’ del humanista, y que si llegan a cruzar palabra tal vez sea difícil que logren conciliar criterios.
Ahora bien, si el físico, el informático, el politólogo y el sociólogo son la misma persona, lo más probable es que su visión integral genere un discurso con lo mejor de cada una de estas áreas, con una percepción más humana de la tecnología.
El personaje existe y se llama Luis Joyanes Aguilar, un español reconocido en el mundo como gran estudioso de las sociedades de la información y el conocimiento, autor de más de 30 libros entre los que se destaca Cibersociedad.
Joyanes es vicedecano de la facultad de informática y director del departamento de lenguajes y sistemas informáticos de la Universidad Pontificia de Salamanca.
La semana pasada estuvo en Colombia para dictar una conferencia durante el lanzamiento del ‘Simposio iberoamericano de sistemas de información en ingeniería de software’, organizado por la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y la Asociación Colombiana de Informática.
Durante su visita, Joyanes habló con EL TIEMPO sobre la construcción de una sociedad del conocimiento y la humanización de la tecnología, tendencias muy arraigadas en Europa y que se aplican mediante iniciativas y políticas como e-Europe (en todo el continente) e Info XXI (en España).
Visión global
Las teorías actuales hablan del conocimiento como uno de los activos fundamentales de las organizaciones. Joyanes destaca la importancia de las herramientas informáticas para administrar este recurso y evitar que todas las teorías se queden en abstracto, pero también le da un gran valor al elemento humano.
“Las empresas no entienden cómo una administración del correo electrónico útil puede ser eficiente y cómo unos buenos buscadores ayudan a capturar información valiosa”, asegura Joyanes.
Por eso –afirma– es necesario que las organizaciones sean conscientes del valor del conocimiento y que generen políticas para poner en marcha su gestión. El especialista también destacó la importancia de crear departamentos de gestión del conocimiento en las organizaciones, para que pongan en manos de los trabajadores herramientas que aumenten la productividad.
“Se trata de que el conocimiento no se pierda. Si una persona se va, hay que hacer que este se quede. Esto se logra trabajando con conocimiento y no solo con datos en información”.
¿Cuál es la diferencia? Simple: si los datos sirven para tomar decisiones acertadas, hay conocimiento. Si no, solo hay información.
Ahora bien, dejar todo en manos de la tecnología tampoco es una buena estrategia: “Me he dado cuenta de que la tecnología no es nada sin el lado humano. Si no hay una formación social humanística, el ingeniero informático va a tener dificultades para progresar en su trabajo”.
La estrategia que se emplea en Europa para resolver esta carencia es incluir en los programas de formación en tecnología asignaturas como economía, logística, ética y administración de empresas, entre otras. “Con eso pretendemos que el ingeniero de sistemas no sea un hombre que viva en una burbuja, sino que pueda salir a la calle”.
El mismo Joyanes aplica estas teorías en su trabajo: “En mis artículos y conferencias sobre tecnología mezclo sociología y computación, porque creo que la única forma en que las empresas de hoy pueden salir adelante es con equipos multidisciplinarios.
“Antes, los que nos dedicábamos a grandes sistemas no trabajábamos con los pequeños sistemas, el analista no hablaba con el programador, el programador no hablaba con el operador... Hoy no se puede pensar que un egresado de una universidad sepa de todo, pero debe tener una visión global. Hoy, tienes una visión global o la tienes muy difícil para avanzar”.
¿Hacia dónde vamos?
Luego de pasar de la sociedad de la información a la del conocimiento, la lógica nos llevará a una gestión del talento eficiente, explica Joyanes.
“Hoy, más que nunca, se busca que los datos –que son entidades abstractas y cuantitativas– se conviertan en información, y la información en conocimiento que conduzca a la sabiduría y a potenciar el talento”.
El trabajo de la tecnología en esta cadena es ayudar a gestionar mejor el conocimiento, mediante herramientas cada vez más fáciles de utilizar, lo que se ha denominado la “democratización del conocimiento”. Esto también permitirá reducir la brecha entre los países ‘inforricos’ y los ‘infopobres’.
La brecha no es tan grande
Luis Joyanes no cree que en Hispanoamérica, ni en Colombia en particular, haya una brecha tecnológica muy marcada frente a otros países, salvo en lo que se refiere a la diferencia entre clases altas y bajas. Los contenidos de las carreras –afirma– son similares, aunque es posible que en Europa se tengan más medios para enseñar tecnología. “Eso no quiere decir que aquí (en Colombia) haya menos talento humano”, asegura.
Sin embargo, también opina que en ocasiones la enseñanza de las ciencias informáticas se lleva a extremos. En particular se refirió a una etapa en la que en el Viejo Continente a alguien “se le ocurrió la feliz idea de enseñar sistemas de computación a todo el mundo”.
“En esa época (entre 1985 y 1990) la cuestión era meter computación e informática a los alumnos de los colegios, pero les enseñaban a programar. ¡Era una locura! ¿Qué dejas para la universidad? Además, los chicos no están estructurados mentalmente. Si no saben ni siquiera hacer una regla de tres mentalmente, ¿cómo les vas a enseñar a programar?
Lo primero que se viene a la cabeza es que los representantes de las ciencias exactas ‘armen toldo aparte’ del humanista, y que si llegan a cruzar palabra tal vez sea difícil que logren conciliar criterios.
Ahora bien, si el físico, el informático, el politólogo y el sociólogo son la misma persona, lo más probable es que su visión integral genere un discurso con lo mejor de cada una de estas áreas, con una percepción más humana de la tecnología.
El personaje existe y se llama Luis Joyanes Aguilar, un español reconocido en el mundo como gran estudioso de las sociedades de la información y el conocimiento, autor de más de 30 libros entre los que se destaca Cibersociedad.
Joyanes es vicedecano de la facultad de informática y director del departamento de lenguajes y sistemas informáticos de la Universidad Pontificia de Salamanca.
La semana pasada estuvo en Colombia para dictar una conferencia durante el lanzamiento del ‘Simposio iberoamericano de sistemas de información en ingeniería de software’, organizado por la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y la Asociación Colombiana de Informática.
Durante su visita, Joyanes habló con EL TIEMPO sobre la construcción de una sociedad del conocimiento y la humanización de la tecnología, tendencias muy arraigadas en Europa y que se aplican mediante iniciativas y políticas como e-Europe (en todo el continente) e Info XXI (en España).
Visión global
Las teorías actuales hablan del conocimiento como uno de los activos fundamentales de las organizaciones. Joyanes destaca la importancia de las herramientas informáticas para administrar este recurso y evitar que todas las teorías se queden en abstracto, pero también le da un gran valor al elemento humano.
“Las empresas no entienden cómo una administración del correo electrónico útil puede ser eficiente y cómo unos buenos buscadores ayudan a capturar información valiosa”, asegura Joyanes.
Por eso –afirma– es necesario que las organizaciones sean conscientes del valor del conocimiento y que generen políticas para poner en marcha su gestión. El especialista también destacó la importancia de crear departamentos de gestión del conocimiento en las organizaciones, para que pongan en manos de los trabajadores herramientas que aumenten la productividad.
“Se trata de que el conocimiento no se pierda. Si una persona se va, hay que hacer que este se quede. Esto se logra trabajando con conocimiento y no solo con datos en información”.
¿Cuál es la diferencia? Simple: si los datos sirven para tomar decisiones acertadas, hay conocimiento. Si no, solo hay información.
Ahora bien, dejar todo en manos de la tecnología tampoco es una buena estrategia: “Me he dado cuenta de que la tecnología no es nada sin el lado humano. Si no hay una formación social humanística, el ingeniero informático va a tener dificultades para progresar en su trabajo”.
La estrategia que se emplea en Europa para resolver esta carencia es incluir en los programas de formación en tecnología asignaturas como economía, logística, ética y administración de empresas, entre otras. “Con eso pretendemos que el ingeniero de sistemas no sea un hombre que viva en una burbuja, sino que pueda salir a la calle”.
El mismo Joyanes aplica estas teorías en su trabajo: “En mis artículos y conferencias sobre tecnología mezclo sociología y computación, porque creo que la única forma en que las empresas de hoy pueden salir adelante es con equipos multidisciplinarios.
“Antes, los que nos dedicábamos a grandes sistemas no trabajábamos con los pequeños sistemas, el analista no hablaba con el programador, el programador no hablaba con el operador... Hoy no se puede pensar que un egresado de una universidad sepa de todo, pero debe tener una visión global. Hoy, tienes una visión global o la tienes muy difícil para avanzar”.
¿Hacia dónde vamos?
Luego de pasar de la sociedad de la información a la del conocimiento, la lógica nos llevará a una gestión del talento eficiente, explica Joyanes.
“Hoy, más que nunca, se busca que los datos –que son entidades abstractas y cuantitativas– se conviertan en información, y la información en conocimiento que conduzca a la sabiduría y a potenciar el talento”.
El trabajo de la tecnología en esta cadena es ayudar a gestionar mejor el conocimiento, mediante herramientas cada vez más fáciles de utilizar, lo que se ha denominado la “democratización del conocimiento”. Esto también permitirá reducir la brecha entre los países ‘inforricos’ y los ‘infopobres’.
La brecha no es tan grande
Luis Joyanes no cree que en Hispanoamérica, ni en Colombia en particular, haya una brecha tecnológica muy marcada frente a otros países, salvo en lo que se refiere a la diferencia entre clases altas y bajas. Los contenidos de las carreras –afirma– son similares, aunque es posible que en Europa se tengan más medios para enseñar tecnología. “Eso no quiere decir que aquí (en Colombia) haya menos talento humano”, asegura.
Sin embargo, también opina que en ocasiones la enseñanza de las ciencias informáticas se lleva a extremos. En particular se refirió a una etapa en la que en el Viejo Continente a alguien “se le ocurrió la feliz idea de enseñar sistemas de computación a todo el mundo”.
“En esa época (entre 1985 y 1990) la cuestión era meter computación e informática a los alumnos de los colegios, pero les enseñaban a programar. ¡Era una locura! ¿Qué dejas para la universidad? Además, los chicos no están estructurados mentalmente. Si no saben ni siquiera hacer una regla de tres mentalmente, ¿cómo les vas a enseñar a programar?
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