Salomón Andrew es un periodista que
hace años escribió un libro llamado El demonio de la depresión.
Lo cito
y pienso en aquel que está
con el ánimo en el suelo, las esperanzas rotas y coquetea con el suicidio.
Es una
vivencia terrible. Debe
ser desesperante y en una situación así sólo se piensa en lo peor.
En ese abismo hay que buscar ayuda a tiempo y aferrarse a lo bueno, aunque
cueste encontrarlo.
Salomón hace una confesión que acaso algún
lector puede hacer suya y que acá comparto:
“Hace años que solo tenía un poco de felicidad y había olvidado lo que es vivir, disfrutar el día y esperar el siguiente”. No sé si él se suicidó, pero sí sé que esa no es la salida y que el suicida regresa acá a repetir lo mismo
Viene de nuevo a enfrentar las mismas dificultades y aprender que se
pueden sobrellevar si ama, confía, busca apoyo y no huye.
“Hace años que solo tenía un poco de felicidad y había olvidado lo que es vivir, disfrutar el día y esperar el siguiente”. No sé si él se suicidó, pero sí sé que esa no es la salida y que el suicida regresa acá a repetir lo mismo
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