Estar enamorado de la belleza y la fe
puede ser una experiencia muy gratificante y significativa. La belleza puede
ser una fuente de inspiración y alegría, y la fe puede brindarnos un sentido de
propósito y significado en la vida.
Si
estás enamorado de la belleza, tal vez disfrutes de la naturaleza, el arte, la música o la literatura.
Tal vez te sientas
inspirado por la belleza que ves en el mundo y quieras compartirla con
otros.
Si estás enamorado de la fe, tal vez te
sientas conectado con una fuerza mayor y te sientas motivado para vivir de
acuerdo con tus creencias y valores. Tal vez encuentres la paz y el consuelo en la fe y en la
práctica de tu religión.
Independientemente de cómo expreses tu
amor por la belleza y la fe, es importante recordar que estos valores son
subjetivos y pueden variar de persona a persona. Lo importante es encontrar lo que te
da significado y alegría y seguirlo de corazón.
REFLEXION
Es un regalo para tu alma ser un
enamorado de los paisajes y los atardeceres, de todo lo hermoso en la Creación.
Ver a Dios en la belleza creada y darle
gracias te ayuda a estar alegre y a calmar la angustia.
Vibra en amor hacia ti mismo, hacia
Dios y hacia todos
para que veas luz donde otros solo encuentran sombras.
Nunca te rindas y mantén tu
determinación cuando dedicas tiempo a tu espíritu y enciendes las brasas dormidas en la
hoguera de la fe.
Ten presente a Dios durante el día porque con él te
elevas, para que puedas pararte en lo alto de las montañas.
Si Dios es tu amado, él te ayudará a
navegar en mares tormentosos.
Y serás fuerte cuando
estés sobre sus hombros.
Superarás cualquier barrera cuando para
ti Dios no sea solo un bombero al que acudir en emergencias.
Lee despacio en la Biblia El Cantar de
los cantares,
medita y logra que Dios sea el amado de tu alma.
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