Millones
y millones carecen de tanto y es tanto lo que te enseñan porque muchas veces
están de buen ánimo.
Abundan
los empobrecidos y lisiados que no se quejan, no
ambicionan y aceptan su realidad con buena actitud.
Ojalá
entiendas que la abundancia que alegra no es la que te lleva a acumular, sino a compartir con generosidad.
Si
tienes lo necesario y te sobra, atesorar más y más solo desnuda tu inseguridad y lo poco que amas y te amas.
Rico no es el que mucho tiene, rico es el que tiene un corazón
lleno de amor y siente los vacíos de los demás.
Entonces
apoya obras sociales como lo hacen de modo admirable Los
Gates, Bill y Melinda, en tantos países.
Su
ejemplo ha movido a otros, pero hay corazones de piedra en
el interior de tantos
“pobres multimillonarios”.
Antes
de morir, elige servir. Descubre el inmenso gozo de alegrar a otros al aliviar sus
penas y quitar sus carencias.
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