Reconoce
tus errores sin culparte y acepta que tu presente es tal como debe ser.
Planeaste con Dios tu vida para tu bien
y es exactamente como debe
ser.
No te castigues creyendo que eres un fracaso.
No
hay atajos en la vida y cada situación vivida, incluso si es
negativa, forjó el presente que vives ahora.
No
tienes que cambiar a los otros ni batallar con la vida,
solo aceptarte y aceptar a los demás así como son.
No forcejees con la realidad: "Tú debes ser el cambio que
deseas ver en el mundo", como bien lo dijo Ghandi.
Una
aceptación amorosa te da luz y paz para afrontar los dilemas de la
existencia.
Siempre
ganas mucho siendo más elástico y menos rígido,
evitando el perfeccionismo y avanzando en el arte de ceder.
Cree
de verdad que todo llega para tu bien.
No sufras con la desaprobación ajena y sigue la voz de tu corazón.
No te castigues creyendo que eres un fracaso.
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