Los triunfadores no creen en la buena suerte, su suerte es creer en sí
mismos y dar lo mejor de sí.
Un ser realmente exitoso, no sólo en lo social, sabe que la felicidad
no se espera, se crea con pasión.
Tú vas por el camino correcto cuando el amor guía tus decisiones y tienes claro que toda ganancia deshonesta es una pérdida.
Tú estás en el sendero luminoso si Dios es tu Guía y tu vida es una misión de
servicio incondicional.
Entonces practicas a diario lo que dijo
Jesús: “Aprendan de mí que
no vine a ser servido, sino a servir”.
Qué bueno para ti gastar tus grandes energías no en criticar,
sino en construir y
mejorar el mundo.
Qué descanso para tu alma ser en todas partes protagonista
del cambio y el mejoramiento positivo.
Tus enemigos son dos: tu ego soberbio y el desaliento.
Tus amigas son tres: la fe, la esperanza y el amor.
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