Aceptarte,
aceptar a los demás y aceptar la realidad es la clave principal para lograr la
felicidad que te parece esquiva.
Ahora bien, la aceptación no es resignación o
indiferencia, es asumir todo con amor y cambiar lo que puedes mejorar.
La
autoaceptación pide que valores tus talentos y los uses, también que reconozcas
tus defectos y los superes con decisión.
Aceptarte tal y como eres es un paso crucial para querer
a las demás personas, porque si no te quieres a ti mismo, ¿cómo vas querer a
otros?
Siéntate
a absorber la tranquilidad. Saca tiempo para relajarte, sentir a Dios, estar
con tus ángeles y crecer tu paz interior.
No hagas un drama de todo lo que te sucede en la vida.
Deja de poner la atención en lo que rotulas como malo y que es un aprendizaje.
Evita
actuar como víctima, deja de compadecerte y de culpar al destino o a los otros
de lo que tú mismo creas. Llena tus propios agujeros.
El drama basado en el miedo, el pesar o el victimismo te
impide ser feliz. Toma las
riendas de tu destino y da lo mejor de ti.
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