Sueños…
Creo en mis sueños, hablo sobre mis sueños, pienso en mis sueños, hago planes
para mis sueños, creo oportunidades para mis sueños y me veo ya en mis sueños.
La
única manera de lograr que un sueño se haga realidad, es hablar acerca de él,
creer en él, verse a uno mismo en él y crear oportunidades para él.
Hay
un gran poder de voluntad que sigue a lo que imaginamos. Este poder de
la voluntad nos permite seguir adelante a pesar de todos los obstáculos y los sueños
que debieran tomarnos diez
a veinte años en lograrlos, se cumplen en menos tiempo.
¡Los
planes en papel no son suficiente para los sueños! Simplemente veámonos
actuando en lo que nos hemos imaginado y para cuando estemos involucrados
pensaremos que todavía estamos en el proceso de imaginárnoslo.
Lo
que creemos es lo que logramos. Lo que imaginamos es lo que llegamos a ser. Lo que
pensamos es lo que experimentamos.
Sin embargo los verdaderos sueños no son lo que nacen en la mente de un ser humano,
sino los que vienen de Dios.
Dios es el dador de los sueños productivos, poderoso,
redentores. De nada sirve
tener sueños si Dios no está en el asunto. Cuando Dios da el sueño, él
dará los recursos para que los llevemos a cabo y el final siempre será que Dios
será glorificado.
Deja
que Dios te siembre en sueño en tu vida y entonces podrás correr hacía el
sueño.
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