Hay
una curiosa y sabia historia sobre un hombre que había permanecido soltero toda
la vida.
Había vivido así porque lo atormentaba el prurito
de enamorarse y casarse con una mujer perfecta.
Cuando ya tenía sesenta años alguien le
dijo: Llevas mucho tiempo
buscando pareja de sur a norte y del este al oeste.
Has ido de Bombay a Roma, de Roma a
Londres, de Londres a Tokio y de Tokio a Río de Janeiro.
En todos esos años y después de tantos
viajes ¿no has encontrado
al menos una mujer perfecta?
El caballero reflejó en su rostro una
profunda tristeza y contestó: Sí, en una ocasión la encontré.
¡Qué bien! Dijo el otro y agregó: ¿Pero entonces qué pasó, por qué
no te casaste con ella.
Bueno, repuso el extraño tipo, no se
pudo porque ella también
estaba buscando un hombre perfecto.
!Ay,
tantas falsas ideas sobre eso que se llama amor!
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