Nuevos propósitos y grandes metas aparecen por doquier pero lo que
escasea es la voluntad para llevarlos a feliz término. Es una situación que se
repite año tras año cargada de frustración y una sensación de estancamiento.
Estos propósitos pueden ser muy variados, desde sacar más tiempo para
la familia, reconstruir la relación con la pareja, comenzar un negocio o
adelgazar y llevar una vida más saludable.
La especialista en Programación
Neurolingüística (PNL) y asesora del centro de idiomas Focus your mind, Sara
Burstein, asegura que la falla más común es no tener los objetivos claros. “La mayoría de las personas
dicen que no saben lo que quieren pero saben lo que no quieren, el
cerebro no distingue entre lo uno y lo otro, y si se enfoca en cualquiera de los dos eso será lo que
obtendrá”, asegura.
Burstein recomienda definir las metas a corto plazo, siendo específicos para que el
cerebro pueda enfocarse. “Por ejemplo: voy adelgazar o a llevar una vida
más saludable es una meta muy amplia para el cerebro, ahí tendría que mirarse
¿Cuántos kilos?, ¿En cuánto tiempo?, ¿Qué hábitos voy a adquirir para ello?,
¿Qué voy a hacer para mantenerme?”.
Algunas metas dependen de otras personas, como
mejorar la relación con la pareja o los hijos. “En estos casos tiene que reconocerse hasta dónde llega el
poder de cambiar la situación y lo mejor es generar objetivos comunes para que
todos vayan en el mismo sentido”.
Pero el punto clave es derrocar las creencias limitantes. Todo aquello que ha sido aprendido a través de la educación y la
experiencia que no permite avanzar hacia el bienestar personal y hacia el
estilo de vida que se desea.
“Ideas como ‘todos los hombres son
iguales’, ‘yo soy así y no voy a cambiar’, pueden transformarse en creencias
más adecuadas”, señala Burstein.
Se puede escribir en una hoja de papel la creencia negativa y quemarla
o romperla para simbólicamente sacarla de la mente.
Repetir afirmaciones todos los días con la nueva creencia que se quiere implantar
también puede ser útil, siempre vinculándola con una emoción “Si yo digo ‘Soy
segura’ no es solo las palabras, sino la sensación que me inspira y esto hace
que mi cerebro se quede grabado más fácilmente” resalta Burstein.
La visualización constante del cumplimiento del objetivo e incorporar
hábitos coherentes con este, serán fundamentales para completar proceso y
acercarse a una vida de bienestar.
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