(Apartes
del libro)
Amen
la justicia, ustedes, los que gobiernan la tierra, piensen rectamente acerca
del Señor y búsquenlo con sencillez de corazón.
Porque él se deja encontrar por los que no lo
intentan, y se manifiesta a los que no desconfían de él.
Los pensamientos tortuosos apartan de Dios, y
el Poder puesto a prueba, confunde a los insensatos.
La Sabiduría no entra en un alma que hace el
mal ni habita en un cuerpo sometido al pecado.
Porque el santo espíritu, el educador, huye de
la falsedad, se aparta de los razonamientos insensatos, y se siente rechazado
cuando sobreviene la injusticia.
La
Sabiduría es un espíritu amigo de los hombres.
Porque el espíritu del Señor llena la tierra,
y él, que mantiene unidas todas las cosas, sabe todo lo que se dice.
No
busquen la muerte viviendo extraviadamente.
Él ha creado todas las cosas para que
subsistan. La justicia es
inmortal.
El tiempo de nuestra vida es una sombra fugaz.
Nadie vuelve sobre sus
pasos.
Vengan, entonces, y disfrutemos de los bienes
presentes, gocemos de las criaturas con el ardor de la juventud.
Los
justos viven para siempre; su recompensa está en el Señor
y
el Altísimo se preocupa de ellos.
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