Seguro que has oído alguna vez la
típica frase “sólo tengo ojos para ti”. Un curioso experimento ha tratado de
averiguar cuánta verdad hay en esta frase.
Los resultados demostraron que cuando
una persona acababa de tener pensamientos de amor hacia su pareja, se distraía
menos al ver una cara hermosa del sexo opuesto.
Para hacer la comprobación, el psicólogo Jon Maner de la Universidad de
Florida le ha dado un pequeño giro a un experimento clásico.
El experimento clásico
El experimento clásico consistía en sentar a los sujetos frente a un ordenador y mostrarles
imágenes de rostros atractivos del sexo opuesto durante medio segundo.
Inmediatamente después de cada rostro aparece en la pantalla un círculo o un
cuadrado que el sujeto debe
identificar con la tecla correspondiente.
Los resultados de este experimento siempre han sido similares: cuando las personas ven rostros
atractivos del sexo opuesto tardan más tiempo en identificar si la imagen
siguiente es un círculo o un cuadrado.
Es decir, las personas se quedan “embobadas” contemplando el rostro y tardan más en recuperar
la atención para identificar la imagen siguiente. Sin embargo cuando el rostro pertenecía al
mismo sexo, los sujetos no perdían la atención y podían identificar los
círculos o cuadrados con rapidez.
El nuevo experimento
Los investigadores quisieron ir un paso más allá con el experimento.
Seleccionaron a un grupo de sujetos, todos ellos con pareja y realizaron un
experimento en dos fases:
Fase 1
Dividieron a todos los sujetos en en dos grupos. A los sujetos del Grupo 1 se les pidió que
escribieran en un papel sentimientos de amor hacia su pareja. A los
sujetos del Grupo 2 se les
pidió que escribieran algo divertido (no relacionado con su pareja) que
les hubiera ocurrido recientemente.
Fase 2
Esta fase se corresponde con el experimento clásico. Todos los sujetos
se sentaron frente al ordenador para ver las imágenes.
Los resultados
Los sujetos del Grupo 1 tardaron
menos en identificar el círculo o el cuadrado. Es decir, aquellos sujetos que acababan de
tener pensamientos de amor
hacia su pareja no perdían la atención ante un rostro hermoso.
Los resultados habituales del experimento clásico no se cumplían para
los sujetos del Grupo 1. Por el contrario los sujetos del Grupo 2 (aquellos que
habían escrito acerca de una experiencia divertida) seguían tardando más tiempo en identificar las
imágenes.
En mi opinión la pregunta que deberíamos hacernos ahora es …
¿esa capacidad de no distraernos
también se mantiene ante imágenes no relacionadas con la reproducción? Es decir, ¿el hecho de enviar
un wassap a media mañana a nuestra pareja va a hacer que luego estemos más
concentrados y atentos en el trabajo?
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