Aprendizaje es experiencia, todo lo
demás es información (Albert Einstein).
¿Te has preguntado alguna vez qué es
ser una persona sabia?
Desde
que existimos, los humanos siempre nos hemos interesado por la sabiduría y hemos tratado de
alcanzarla. Aunque ha sido siempre la filosofía la encargada de abordar este
tema, desde hace algunos
años los psicólogos tratan de estudiar quiénes somos sabios y por qué.
Para empezar, podríamos decir que la
sabiduría es una fortaleza psicológica que no todos alcanzamos.
Entonces,
¿no todas las personas
mayores son sabias?
Popularmente
se ha creído que las personas de más edad son sabias, o al menos más sabias que
aquellas más jóvenes. Aunque
es cierto que la sabiduría está ligada a la experiencia, no lo está a la edad.
Entonces,
¿qué es ser sabio?
La psicología ha definido la sabiduría
como un conjunto de conocimientos sobre los asuntos fundamentales de la vida (Paul Baltes). Entre estos asuntos se
incluirían aspectos relacionados con la planificación de la vida, la gestión y
el manejo de asuntos vitales, así como la revisión vital.
Una persona sabia es aquella que
establece metas y los esfuerzos para alcanzarlas, conoce la mejor manera de hacer frente a situaciones
problemáticas y, además, sabe cómo dar significado a lo ya vivido para verlo
como un todo con sentido y que ha merecido la pena ser vivido.
Se
trata de personas que
tienen una gran cantidad de conocimiento sobre los aspectos prácticos de la
vida real; conocimiento adquirido a través de la experiencia.
El
desarrollo de la sabiduría no
está relacionado con el paso del tiempo, sino con las experiencias que cada
persona ha vivido (tanto positivas como negativas) y cómo ha respondido a ellas.
El
paso del tiempo hace que vivamos más experiencias, pero la edad no
necesariamente hace a una persona más sabia. Lo que la hace serlo es la forma
en que maneja dichas situaciones y las utiliza para crecer.
Siguiendo
la cita de Albert Einstein, no
se trata de una persona experta en un determinado tema, ni de una persona que
ha memorizado una gran cantidad de información, sino de aquella que ha
aprendido a través de su experiencia vital y que, además, aplica este
conocimiento a resolver acertadamente problemas cotidianos.
Ya
que se adquiere a través de la propia experiencia, la sabiduría no es algo que
se pueda transmitir de unas personas a otras, sino que deben ser ellas mismas las que crezcan y se
desarrollen hacia esta virtud.
La persona sabia posee gran cantidad de
conocimientos declarativos (saber qué) acerca de la vida, además de extensos
conocimientos prácticos (saber cómo) de la misma.
Para Paul Baltes estos son los cinco
criterios que definen a una persona sabia:
- Posee ricos conocimientos prácticos sobre la vida.
- Tiene conocimientos procedimentales para poder llevar a la
práctica las decisiones tomadas.
- Sabe situar en el contexto apropiado
los distintos comportamientos, propios y ajenos.
- Posee una gran sensibilidad a las perspectivas,
valores y objetivos de los demás.
- Tiene una gran capacidad para afrontar
lo impredecible
e inesperado.
En definitiva, una persona sabia es
aquella que es experta en la vida.
La sabiduría es una capacidad
pragmática que orquesta la mente y la virtud hacia la excelencia (Baltes y Staudinger,
2000).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios