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Quien lee y escribe no pide pan.
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Pan con pan, comida de tontos.
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Ley puesta, trampa hecha.
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Arco
en el cielo, agua en el suelo.
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Cacarear
y no poner, bueno no es.
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Amistad fuerte, llega más allá de la
muerte.
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Dineros
de sacristán, cantando se vienen y cantando se van.
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La
palabra es plata y el silencio es oro.
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Más sabe el diablo por viejo, que por
diablo.
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Abierto
el cajón, convidado está el ladrón.
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Cada
siete años se muda la condición, la costumbre y complexión.
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Esta
bueno el culantro…… pero no tanto.
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El que nada tiene, nada vale.
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Vale más un “he hecho”, que muchos “voy
a hacer”.
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Cuando
me dan todo lo que quiero, tengo un genio como un cordero.
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Nunca
hagas grande a quien nació rastrero.
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Cualquier
sastre del campo, al del pueblo le hace un flui.
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La
vejez es la única condena de la vida que afecta a buenos y malos por igual.
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Ningún rencor es bueno.
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El necio cree que todo lo sabe.
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Casa
con dos puertas, mala es de guardar.
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A
buen juez, mejor pastor.
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No da quien tiene, sino quien quiere.
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Cien
refranes, cien verdades.
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Fortuna y ocasión, favorecen al osado
corazón.
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No se pueden pedir peras al olmo.
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Más
come en una semana un gato, que cien ratones en todo un año.
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Hombre
viejo no necesita consejo.
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Ajo,
sal, y pimiento, y lo demás es cuento.
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Dios no desampara a sus hijos.
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Ande
yo caliente, y ríase la gente.
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Amar y saber, todo no puede ser.
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Un
loco echa una piedra al río, y cien listos no la pueden encontrar.
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Invierno
frío, verano caluroso.
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A
su tiempo maduran las brevas.
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Qué
sabe el chancho de pasteles.
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El
que el vino no trae, Dios le quite el pan.
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El
victorioso tiene muchos amigos; el vencido, buenos amigos.
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El
que entre miel anda, algo se le pega.
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En
todo el mundo entero, llaman señor a quien tiene dinero.
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Siéntate
en la puerta de tu casa, y verás pasar el cadáver de tu enemigo.
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La
confianza mata al hombre.
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El
que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.
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El
dedo malo, se corta y se vota.
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Oír
campanas y no saber dónde.
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Más
grande era Roma y callo.
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El que dice lo que no debe, oye lo que
no quiere.
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