Un buen trabajo que te regala excelentes réditos es reconocer si estás
aferrado a patrones negativos.
Escudriña en tu interior, examina tus emociones y mira si actúas con
culpabilidad, censura o autocompasión.
Ámate, suelta lo que te hace daño y no cultives un falso sentido de
ti mismo con base en el ego soberbio. Ojo: sigue tu ego amoroso.
La llave que te saca de una prisión emocional es el perdón y así abandonas las quejas y la tristeza.
Si no te has perdonado o no has perdonado a
otros necesitas aceptar las situaciones que te incomodan.
Entiende que con la culpa o las quejas te pones de víctima para que te
compadezcan, pero sufres lo indecible.
Entonces tú mismo haces tu vida desdichada alimentando una
energía que incluso te enferma.
Solo tú tienes la salida y está en quererte, perdonarte y perdonar de
corazón. No te cae del cielo porque es tu decisión.
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