Padre celestial, Dios de amor, necesito una fe siempre abierta
a la confianza y cerrada a las dudas.
Una fe alegre para los días luminosos y sólida como la roca para los
días de tormenta y zozobras.
Necesito creer sin titubeos que siempre estás conmigo y que
no hay prueba que no pueda
superar.
Necesito, amado Dios, la confianza del niño que avanza seguro y sin
temores de la mano de sus padres.
Por eso hablo contigo ya que la oración siempre me da alientos y es un nutriente para mi espíritu.
En ti confío Dios amoroso, y sé que eres mi Buen
Pastor, mi castillo fuerte, mi roca salvadora y mi clara luz.
Aumentas mi fe y me ayudas a amarte, amarme y amar.
Nada temo porque tú estás
conmigo. Gracias por tanto amor.
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