El
deseo egóico de ser el más grande puede llevar a personas y grupos a sufrir
reveses y graves problemas.
Detrás de esa meta hay pesadillas
cuando el móvil nace del orgullo y en el camino se pisotean los principios.
De hecho hay una enseñanza que vale la
pena recordar en el proceso evolutivo de las
especies:
Los grandes animales suelen ser
frágiles y menos adaptables que los pequeños.
De hecho los insectos son los reyes de la
creación.
Los
dinosaurios se extinguieron al caer un meteorito, hace 65 millones de años.
Sin
embargo, ahí vemos a las
hormigas tan campantes, y están en la tierra desde hace 100 millones de
años.
Es mejor crecer en el arte de la
humildad que estrellarse contra el muro de la soberbia o la
ambición.
No son las apariencias las que nos
hacen grandes, solo la bondad nos eleva y nos permite
sobrevivir.
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