Generalmente no percibimos los cambios lentos. Sufrimos del síndrome de la rana que no se da cuenta que el agua a su alrededor se está calentando gradualmente y termina muriendo cocinada.
Hace unos días invité a la oficina a un grupo de amigos pensionados para mirar la forma como se realiza hoy en día el trabajo y quedaron asombrados con tantos cambios, al punto de llegar a decir que si fueran a trabajar hoy en día en la Empresa, tendrían que comenzar de cero.
Lo que más les llamó la atención fue la Intranet de la Empresa; todos los servicios que ofrece, la inmediatez, la cobertura y el gran volumen de información disponible, así como, el grado de sistematización y automatización al que han llegado muchos de los procesos.
Hace 35 años, en las oficinas no existía ningún computador y solo unas pocas oficinas tenían máquina de escribir eléctrica. Tampoco existían máquinas fax, ni fotocopiadoras.
La forma de realizar el trabajo ha cambiado radicalmente. Por ejemplo, en ese tiempo para realizar una de las reunión de interconexión entre funcionarios de las empresas de teléfonos, era necesario primero hacer un oficio citando a la reunión, lo cual implicaba trabajo para la secretaria, el mensajero, el personal de archivo y correspondencia y el jefe que citaba a la reunión. El segundo paso, era efectuar la reunión y una de las partes debía levantar el acta. Este documento era necesario reescribirlo a máquina tantas veces como se presentaran errores de ortografía o desacuerdos en la redacción del texto por parte de cualquiera de las partes.
Esto implicaba generar varias comunicaciones para poder llegar al acta de acuerdo final, además, como era necesario sacar 6 copias del documento, se debía escribir dos veces el texto y emplear 3 hojas de papel carbón. Normalmente las actas terminaban firmándose al mes siguiente al inicio de la siguiente reunión. Algo tan simple implicaba mucho trabajo y la intervención de muchas personas.
Las centrales telefónicas eran de tecnología electromecánica. Para poder conciliar las cuentas del tráfico cursado por cada una de las Empresas, existían unos contadores mecánicos que avanzaban a una velocidad que dependía de la tarifa a donde se marcaba la llamada. Esto implicaba que a fin de mes había que contratar un fotógrafo para que tomara una foto de los contadores en ambas Empresas y esta era la información mediante la cual se hacían las conciliaciones.
Si se llegaban a presentar diferencias en las lecturas que se hacían en ambas Empresas (que era lo usual) no existían mecanismos de verificación por lo que las relaciones entre las empresas de teléfonos eran difíciles.
Hoy en día, se siguen efectuando este tipo de reuniones de interconexión, pero la información se envía por el sistema de correo electrónico y las actas se elaboran en computador donde fácilmente se corrigen los errores. Es un proceso que tarda algunos minutos y las mismas personas que toman las lecturas de tráfico en las centrales, elaboran, envían y firman las actas. Además, hoy existen los medios para analizar cualquier error o diferencia que se presente.
En el pasado han quedado varias tecnologías como los telegramas que obligaban a aprender a redactar en forma abreviada, la clave morse que implicaba varios años de aprendizaje y muchos elementos de trabajo hoy en día obsoletos tales como el esténcil, el limpiatipos, el reloj fechador, los dingrafos, el lápiz borrador con escoba, el portasellos y han llegado avances revolucionarios tales las redes de computo, como el correo electrónico (e-mail) y el teléfono móvil.
Entre las cosas comunes que se han presentado en todas las épocas, están la mística, el esfuerzo, el compromiso con los clientes y el deseo de los trabajadores por sacar adelante las Empresas.
El tiempo trae cambios y lo importante es poder percibirlos, prepararse y saber adaptarse a ellos. “Al que no cambia, lo cambia el cambio”.
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