EL
PROBLEMA
Pareja
encadenada por los tobillos
Cuando eran novios, parecían tener
mucho en común; ahora la desilusión ha abierto una brecha entre ustedes. Antes
se sentían como almas gemelas; ahora se sienten como almas en cadenas.
No
se preocupen, hay esperanza para su matrimonio. Pero primero hay que descubrir
por qué se sienten así.
LAS
CAUSAS
La
rutina. El trabajo, los niños, los suegros...
Poco a poco, la rutina puede quitarle el encanto al matrimonio. También los
problemas inesperados —como un revés económico o una enfermedad crónica en la
familia— pueden someterlo a presión.
Diferencias
“irreconciliables”. Durante el noviazgo suelen pasarse por
alto las diferencias de pareja. Pero después de la boda, el esposo y la esposa
descubren lo diferentes que son para comunicarse, administrar el dinero,
resolver los problemas, etc. Las diferencias que antes no tenían importancia
ahora son insoportables.
Distanciamiento
emocional. La acumulación de palabras y acciones
desconsideradas y de conflictos sin resolver hace que alguno de los dos se
encierre o, peor aún, empiece a formar vínculos emocionales con otra persona.
Expectativas
poco realistas. Algunos se casan pensando que han
encontrado a su alma gemela. Aunque esta idea suena muy romántica, puede llevar
al desastre. En cuanto surjan problemas, el mito de la persona perfecta se
derrumbará, y los cónyuges se quedarán con la sensación de que han cometido un
error.
LO QUE PUEDEN HACER
Concéntrense
en las cualidades del otro. Escriban una lista con tres
cualidades de su cónyuge en algo que siempre lleven encima —tal vez en una foto
de boda o en su teléfono— y léanla con frecuencia. Así recordarán por qué se
casaron. Concentrarse en las cualidades del otro les ayudará a mantener la paz
y hacer a un lado las diferencias.
Hagan
algo especial juntos. ¿Verdad que cuando eran novios
procuraban hacer cosas juntos? Era algo nuevo y emocionante, y nunca lo dejaban
a la casualidad. ¿Por qué no hacen algo parecido ahora? Dedíquense tiempo,
planeen actividades especiales, como cuando eran novios. Así sus lazos se irán
haciendo más estrechos y podrán enfrentarse mejor a los problemas inesperados
de la vida.
Expresen
sus sentimientos. Si uno de los dos hizo o dijo algo que
hirió al otro, ¿podría pasarse por alto? Si no, eviten usar tácticas como dejar
de hablarse. Expresen sus sentimientos con calma y cuanto antes, de ser posible
el mismo día.
Si
uno de los dos hizo o dijo algo que hirió al otro, ¿podría pasarse por alto?
No
se precipiten a pensar que su cónyuge tiene malas intenciones.
Lo más seguro es que ninguno haya querido herir al otro. Pídanse perdón por
cualquier daño que se hayan causado y hablen sobre lo que pueden hacer para que
no vuelva a ocurrir. Sigan este consejo bíblico: “Háganse bondadosos unos con
otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros”.
Sean
realistas. La Biblia reconoce que los matrimonios tendrán problemas . Así que cuando surja alguno, no concluyan que casarse fue
un error. Resuelvan las diferencias juntos y “continúen soportándose [...] y
perdonándose” .
EL
PROBLEMA
“¡No
me estás escuchando!”, le reclama su esposa. “¡Claro que sí!”,
piensa usted. * Y tal vez sea verdad, pero es obvio que escuchó algo muy
distinto a lo que ella le dijo. Entonces comienza una nueva pelea.
Usted puede evitar estos encontronazos,
pero antes tiene que entender por qué se le van algunos detalles cuando su
esposa le habla, aunque crea que sí la está escuchando.
LAS
CAUSAS
Está
distraído, cansado o las dos cosas. Los chicos están gritando, el
televisor está a todo volumen y usted está pensando en el problema que tuvo en
el trabajo. Ahora su esposa le dice que esta noche vienen unos amigos a cenar.
Usted asiente con la cabeza, pero ¿realmente la ha escuchado? Lo más seguro es
que no.
Llega
a conclusiones precipitadas. Si le imputa malos motivos a su
esposa y no deja que termine de hablar, solo empeorará las cosas. Por ejemplo,
imagine que su esposa le comenta: “Has pasado mucho tiempo en el trabajo esta
semana”.
Usted
supone que lo está criticando y la interrumpe: “¡No es mi culpa!
Tengo que trabajar horas extras para pagar todos tus gastos”. Entonces ella
replica: “¡Pero si no te estoy acusando!”. En realidad, solo iba a sugerirle
que se fueran de vacaciones un fin de semana.
Trata
de encontrarle solución a todo. “A veces solo quiero expresar mis sentimientos
—comenta Maricela—, pero Miguel siempre quiere darme soluciones.
* Yo no quiero soluciones; solo quiero que sepa cómo me siento.” Parece que por
distraerse buscando soluciones a los problemas de Maricela, Miguel no le está
prestando atención.
Sea cual sea la causa del problema,
¿qué puede hacer para aprender a escuchar mejor a su esposa?
LO QUE PUEDE HACER
Dele
toda su atención. Su esposa tiene algo importante que
decirle, pero ¿está usted listo para escuchar? Quizás no; tal vez su mente esté
en otros asuntos. De ser así, no finja que la está escuchando. Si puede, deje a
un lado lo que está haciendo y préstele toda su atención; si no, pídale que
espere hasta que usted termine.
No
interrumpa. Cuando su esposa esté hablando,
resista la tentación de interrumpir o de expresar su desacuerdo. Ya le llegará
su turno de hablar. Por ahora, escuche.
Haga
preguntas. Eso lo ayudará a entender mejor lo que su esposa le está
diciendo. Maricela, citada antes, comenta: “Me encanta que Miguel me haga
preguntas; esa es una señal de que se interesa en lo que estoy diciendo”.
Concéntrese
en las ideas, no solo en las palabras. Observe el
lenguaje corporal, el movimiento de los ojos y el tono de la voz. Dicho de
cierta manera, un “Está bien” pudiera significar “No, no está bien”. Un “Tú
nunca me ayudas” pudiera significar “Siento que no soy importante para ti”.
Aprenda el arte de leer entre líneas. De otra forma, terminará discutiendo
sobre palabras en vez de enfocarse en su significado.
Siga
escuchando. No deje de prestar atención ni se
marche, ni siquiera si le desagrada lo que está oyendo. ¿Qué puede hacer si su
esposa le está criticando algo? “Siga escuchándola —aconseja Gregory, que lleva
casado más de sesenta años—. Medite en lo que le está diciendo. Se necesita
madurez, pero vale la pena.”
Demuestre
interés sincero por su esposa. Escuchar no es una simple técnica, es
una muestra de amor. Cuando de verdad hay interés, escuchar pasa de ser una
obligación a ser un acto natural. Así seguirá este consejo de la Biblia: “Nadie
busque su interés, sino el de los demás” .
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