Aunque
las prótesis intravasculares pueden hacer la diferencia al abrir las arterias
de los pacientes que sufren un ataque cardiaco, no sirven para aliviar el dolor
de pecho, de acuerdo con un nuevo estudio.
Un procedimiento médico utilizado para aliviar el dolor
de pecho en cientos de
miles de pacientes en todo el mundo no sirve de nada para la mayoría de ellos,
concluyó una nueva investigación.
El estudio se centró en la inserción de los estents, pequeñas cánulas para abrir los
vasos y arterias bloqueadas. Esos aparatos pueden salvar vidas cuando son insertados en
pacientes que sufren un ataque cardiaco.
Sin embargo, la mayoría de las veces se utilizan en
personas que tienen una
artería estenosada y dolor de pecho que ocurre al, por ejemplo, caminar
cuesta arriba o subir las escaleras. A veces son insertados cuando ni siquiera hay dolor, solo bloqueo
arterial.
Cada
año, más de 500.000 pacientes cardiovasculares en todo el mundo se someten a
operaciones con estents para aliviar el dolor de pecho, según los
investigadores. Algunos estiman que la cifra es mayor.
El nuevo estudio, publicado en la revista Lancet, dejó
conmocionados a varios cardiólogos al contrarrestar décadas de su experiencia
clínica. Los hallazgos
despiertan cuestionamientos sobre si los estents deberían usarse tan seguido
—o simplemente usarse— para tratar el dolor de pecho.
“Es un estudio aleccionador para alguien que introduce
estents”, dijo Brahmajee K. Nallamothu, un cardiólogo de la Universidad de
Michigan.
William E. Boden, cardiólogo y profesor de Medicina en la
facultad de la Universidad de Boston, dijo que los resultados son “increíbles”.
David Maron, de la Universidad de Stanford, celebró el
nuevo estudio como “muy bien hecho”, pero recalcó que hay varias preguntas que no quedaron resueltas.
Los participantes, por ejemplo, tenían bloqueos arteriales profundos pero en solo
una arteria, además de que fueron revisados después de solo seis
semanas.
“No sabemos si las conclusiones son aplicables para personas con enfermedades
más severas”, dijo Maron. “Y no sabemos si aplica para un periodo de
observación más extendido”.
El abogado estadounidense Jim Stevens, de Troy, Michigan,
iba a ponerse la prótesis pero
su cardiólogo le aconsejó que no lo hiciera después del estudio.
Para el estudio, el cardiólogo del Imperial College
London Justin Davies reclutó, junto con sus colegas, a 200 pacientes con una
arteria profundamente bloqueada y dolor de pecho suficientemente severo como
para interrumpir la actividad física, las razones más comunes por las cuales se coloca un
estent.
Todos
recibieron tratamiento durante seis semanas con medicamentos que reducen el
riesgo de ataques cardiacos, como aspirina, estatinas y medicinas para la
presión arterial, así como los que alivian el dolor de pecho al abrir
los vasos o lentificar el ritmo cardiaco.
Los
sujetos después se sometieron a un procedimiento en el que a algunos se les
insertó el estent y a otros no, sin que ellos supieran. Es uno de los
pocos estudios de cardiología en los que se hace un procedimiento falso a los
pacientes usados como control para compararlos con quienes sí recibieron el
tratamiento.
“Todos los lineamientos de cardiología deben ser
revisados”.
En
ambos grupos, los médicos introdujeron un catéter por medio de la ingle o la
muñeca del paciente y, guiados por rayos X, lo dirigieron hacia la arteria
bloqueada. Cuando el catéter alcanzaba el bloqueo, el médico insertaba
el estent o, si se trataba de un paciente del grupo de control, sencillamente sacaba el catéter.
Ni los pacientes ni los investigadores que los revisaron
después sabían quiénes sí recibieron un estent. Después del procedimiento,
ambos grupos de pacientes tomaron
medicamentos potentes para prevenir la coagulación.
Los estents hicieron lo que debían hacer en los pacientes
que los recibieron: el
flujo sanguíneo mejoró en las arterias previamente bloqueadas.
Para cuando los investigadores analizaron a los pacientes seis semanas después,
ambos grupos reportaron tener menor dolor de pecho y presentaron mejoras en sus
pruebas en las caminadoras. Pero no había una diferencia marcada entre
los dos grupos. Los médicos hallaron que quienes se sometieron al procedimiento falso tenían
resultados tan buenos como quienes sí recibieron el estent.
Los cardiólogos dijeron que una razón podría ser que la
ateroesclerosis afecta a muchos vasos sanguíneos y la inserción de un estent
únicamente donde hay un
bloqueo pronunciado no hace mucha diferencia para aliviar el malestar.
Quienes reportaron sentirse mejor posiblemente solo tenían un efecto placebo.
“Todos
los lineamientos de cardiología deben ser revisados”, escribieron en un
editorial en respuesta al estudio el doctor David Brown, de la Facultad de
Medicina de la Universidad de Washington y la doctora Rita Redberg, de la
Universidad de California en San Francisco.
Las
pautas clínicas en Estados Unidos dicen que la inserción de un estent es
apropiada para pacientes con una arteria bloqueada y dolor de pecho que han
intentado otras terapias, como los medicamentos que recibieron los
sujetos del estudio. Sin embargo, esos lineamientos están basados en los
estudios en los que los
pacientes sencillamente reportaron sentirse mejor después de haber recibido el
estent.
“Es
impresionante lo negativo que fue”, dijo Redberg sobre el nuevo estudio.
Dado que el procedimiento conlleva algunos riesgos, entre ellos la muerte, la
experta añadió que ahora
los estents solo deben utilizarse en las personas que están sufriendo un ataque
cardiaco.
Sin embargo, la idea de que la cánula mejora el malestar ya ha sido asimilada por
muchos expertos, por lo que los investigadores creen que la mayoría de
los médicos seguirá realizando los procedimientos con el argumento de que solo
se trata de un nuevo estudio.
Incluso Davies, el cardiólogo de Imperial College London
que encabezó el estudio, dudó en sugerir que los pacientes que fueron parte de
la investigación no
deberían usar un estent. “Algunos no quieren tomar los medicamentos o no pueden hacerlo”, dijo.
Además, los efectos placebo pueden ser muy poderosos, según Neal Dickert
Jr., cardiólogo y experto en deontología médica de la Universidad Emory.
Aunque Dickert recalcó que espera que el nuevo estudio le
deje claro a los cardiólogos que
vale la pena realizar otras investigaciones con procedimientos falsos para
fines comparativos.
“Esto puede llegar a ser un momento importante”, dijo
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