EL PROBLEMA
Por el trabajo de tu padre, tu familia debe mudarse lejos.
Tu mejor amiga se va a vivir a otra ciudad.
Tu hermano mayor se va a casar y se marcha.
¿Te adaptarías con facilidad a estos cambios?
Un árbol que se dobla por el viento
Los árboles que se doblan con el viento
aguantan mejor las tormentas. Del mismo modo, tú puedes “doblarte” cuando
llegan cambios sobre los que tienes poco o ningún control. Pero antes de ver
cómo hacerlo, analicemos algunas cosas que debes saber sobre los cambios.
LO QUE DEBES SABER
Los cambios son inevitables. La Biblia
reconoce una verdad fundamental sobre los seres humanos: “El tiempo y el suceso
imprevisto les acaecen a todos” . Tarde o temprano,
comprobarás lo ciertas que son estas palabras. Por supuesto, no todo lo
inesperado es malo. Algunos cambios que al principio parecen malos podrían
acabar siendo buenos. Aun así, la mayoría de las personas se sienten cómodas
con su rutina, con lo que conocen; mientras que los cambios, sean buenos o no,
les causan ansiedad.
Para los adolescentes es especialmente difícil.
¿Por qué? “Ya estás experimentando cambios internos —comenta un joven llamado
Alex—. * Los cambios externos no hacen más que aumentar el estrés”.
Otra razón es que, al enfrentarse a un
cambio, los adultos ya cuentan con un “libro” lleno de experiencias que pueden
consultar para ver qué hicieron en situaciones parecidas. Sin embargo, los
jóvenes apenas tienen unas pocas páginas escritas.
Es posible adaptarse. La resiliencia es la
capacidad para adaptarse a los cambios y superar las adversidades. Una persona
con esta cualidad no solo aguanta las nuevas circunstancias, sino que también
ve cómo sacar partido de las dificultades. Por esa razón, es menos probable que
los jóvenes resilientes caigan en las drogas o el alcohol cuando se sienten
abrumados.
LO QUE PUEDES HACER
Acepta la realidad. Seguro que te gustaría tener
el control de tu vida, pero eso es sencillamente imposible. Tus amigos se irán
lejos o se casarán; tus hermanos crecerán y se marcharán de casa, o tu familia
se mudará y tendrás que dejar atrás a tus amigos y todo lo que conoces. Es
mejor aceptar la realidad que permitir que tus pensamientos negativos te
abrumen .
Mira al futuro. Pensar todo el tiempo en el pasado
es como conducir por una autopista sin dejar de mirar al espejo retrovisor.
Echar un vistazo atrás es bueno, pero debes concentrarte en la carretera, en lo
que tienes delante de ti. Lo mismo ocurre cuando te enfrentas a los cambios.
Intenta concentrarte en el futuro. Por ejemplo, ¿qué objetivo
podrías ponerte para el próximo mes o para los próximos seis meses?
Concéntrate en lo positivo. “La resiliencia tiene
que ver con la actitud —afirma una joven llamada Laura—. Búscale el lado bueno
a tu situación actual”. ¿Puedes mencionar algo positivo de tus nuevas
circunstancias? .
Una mujer joven llamada Victoria recuerda
que durante su adolescencia todos sus amigos se mudaron lejos. “Me sentía muy
sola. Quería que las cosas fueran como antes —comenta—. Pero al mirar al
pasado, siento que fue justo entonces cuando empecé a madurar. Me di cuenta de
que crecer es cambiar y de que estaba rodeada de personas que podían llegar a
ser mis amigos” .
Pensar todo el tiempo en el pasado es como conducir por una autopista
sin dejar de mirar al espejo retrovisor
Haz cosas por los demás. La Biblia nos dice
cómo lograrlo: “No vigilando con interés personal solo sus propios asuntos,
sino también con interés personal los de los demás” . Un buen
antídoto contra nuestros propios desafíos es ayudar a los demás con los suyos.
Anna, de 17 años, dice: “Al crecer, me di cuenta de que me sentía mucho mejor
cuando ayudaba a alguien que estaba pasando por una situación igual o peor que
la mía”.
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