gorriones en una feroz batalla al lado de la carretera. Se estaban
atacando mutuamente con gran furia, y las plumas se veían volando.
A medida que mi auto se acercaba, se atascaron en el combate. Juntos se
levantaron por el aire y aletearon ciegamente hacia el auto. Haciendo
un violento ruido sordo se estrellaron contra el parabrisas dejando una
mancha de sangre y plumas. Estaban tan absortos en su pelea que no
vieron un peligro mayor. Su riña les costo la vida.
Cuantas veces actuamos como esos dos gorriones! No nos damos cuenta de
que en una pelea, nadie gana nunca. Ambos pierden. Guardamos
resentimientos y nuestros enfados crecen desproporcionadamente. No se
por que habran peleado esos dos gorriones, pero no valía la pena morir
por ello. Tampoco vale la pena morir por nuestras riñas.
Aprende una lección de los gorriones. Olvida tus agravios, dispónte a
perdonar, y admítelo cuando te equivoques. Cuando tengas ganas de
pelear, acuérdate de esos dos gorriones junto a la carretera.
Cuando atacas ferozmente, seguro que te haces daño tu también.
”La ira es un veneno que uno se toma pensando que el que se va a morir es el otro”
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