EL
PROBLEMA
Usted
no logra olvidar las cosas que su esposo le ha dicho o le ha hecho. * Las
palabras hirientes y las acciones desconsideradas se han grabado en su mente.
El cariño que antes sentía por él se ha convertido en resentimiento. Parece que
no queda más remedio que vivir en un matrimonio sin amor... y eso hace que le
guarde aún más resentimiento.
Las cosas pueden mejorar. Pero primero
hay que entender por qué es tan dañino el resentimiento.
LO
QUE DEBE SABER
Pareja
montada en una bicicleta para dos sin poder avanzar por culpa de un ancla
El resentimiento es como un ancla que
no deja avanzar al matrimonio
El resentimiento puede destruir su
matrimonio. ¿Por qué? Porque desgasta el amor, la confianza y la lealtad, cualidades
fundamentales en el matrimonio. En cierto sentido, el resentimiento no es el
síntoma de un problema de pareja, es la enfermedad. Por eso dice la Biblia que
nos deshagamos de los sentimientos de amargura.
El
que guarda resentimiento es el que sufre. Guardar
resentimiento es como darse una bofetada y esperar que la otra persona sienta
el dolor. En su libro Healing from Family Rifts (Cómo sanar las heridas
familiares), Mark Sichel explica: “Puede ser que el familiar al que le tiene resentimiento
esté de lo más tranquilo y ni siquiera se imagine que hay un problema”. De modo
que “el más lastimado de los dos termina siendo usted”.
Guardar
resentimiento es como darse una bofetada y esperar que la otra persona sienta
el dolor
El
resentimiento se puede evitar. Hay quienes opinan lo contrario. “Si
me siento así es por culpa de mi esposo —quizás diga una esposa—. No lo puedo
evitar.” El problema con ese razonamiento es que se concentra en algo que no es
posible controlar: la conducta de los demás. La Biblia sugiere una opción
mejor: “Cada uno debe examinar su propia conducta” . No podemos controlar las acciones de los demás, pero sí
podemos decidir cómo vamos a reaccionar, y el resentimiento no es la única
opción.
LO
QUE PUEDE HACER
Luche
contra el resentimiento. Claro está, es más fácil echarle la
culpa a su esposo. Pero recuerde que hay varias opciones, y una de ellas es el
perdón. Puede seguir este consejo bíblico: “No se ponga el sol estando ustedes
[enojados]” . Si sabe perdonar, podrá hacerle frente a sus
problemas de pareja con una mejor actitud.
Hágase
un examen sincero. La Biblia dice que algunas personas
estallan con facilidad . ¿Podría ser ese su caso? Pregúntese:
“¿Soy rencorosa? ¿Me ofendo con facilidad? ¿Tiendo a exagerar las cosas?”. La
Biblia advierte que insistir en un asunto puede separar a los amigos . También en el matrimonio puede pasar eso.
Si descubre que es rencorosa, trate de ser más paciente con su esposo.
Pregúntese
si merece la pena discutir. La Biblia dice que hay un “tiempo de
callar y [un] tiempo de hablar” . No es bueno reclamar por
todas las ofensas. En ocasiones lo mejor es seguir este consejo: “Digan lo que
quieran en su corazón, sobre su cama, y callen” . Si cree que hay
algo de lo que tiene que hablar, espere hasta que se le haya pasado el enojo.
Una mujer llamada Beatriz dice: “Cuando me siento herida, trato de calmarme
primero. A veces me doy cuenta de que el problema no es tan grave y eso me
ayuda a hablar con respeto”.
Medite
en el significado de la palabra perdonar. En la Biblia hay
una palabra griega que a veces se traduce “perdonar”. Esa palabra transmite la
idea de dejar pasar algo. Por lo tanto, perdonar no significa restarle
importancia a la ofensa o hacer como si nunca hubiera sucedido; más bien,
significa dejarla pasar porque uno se da cuenta de que el resentimiento podría
perjudicar la salud y el matrimonio más que la ofensa misma.
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