EL
PROBLEMA
Usted
quiere una cosa y su esposa quiere otra. * ¿Qué puede hacer? Siendo realistas,
tiene tres opciones:
1
Insistir, insistir
e insistir hasta
salirse con la suya.
2
Resignarse a que se haga lo que su esposa quiere.
3
Llegar a un acuerdo.
“¿Llegar a un acuerdo? —tal vez
piense—. ¡Imposible! Al final ninguno de los dos logra nada.”
Eso
no tiene por qué ser cierto... si saben cómo hacer las cosas. Para ello, es
necesario entender bien qué hace falta para ponerse de acuerdo.
LO
QUE DEBE SABER
Hay
que trabajar en equipo. Antes de casarse, de seguro usted estaba acostumbrado a
tomar decisiones solo. Sin embargo, eso ha cambiado y ahora tiene que pensar en
lo que les conviene a ambos. ¿Le parece una desventaja? En
realidad es lo contrario. Una esposa llamada Alexandra comenta: “Si dos
personas combinan sus ideas, podrían encontrar una solución mejor que la que
hubieran encontrado por separado”.
Hay
que tener una mente abierta. “No tienes por qué coincidir en todo
lo que diga o crea [el otro], pero tienes que estar sinceramente [abierto] a
considerar su punto de vista”, escribió el consejero matrimonial John M.
Gottman. “Si te descubres de brazos cruzados y negando con la cabeza mientras
tu pareja intenta discutir contigo un problema, la conversación nunca llegará a
ninguna parte.” *
Hay
que estar dispuesto a sacrificarse. A nadie le gustaría estar casado con
una persona que acostumbra a pensar: “O se hace a mi manera o a mi manera”. Todo
sale mejor cuando ambos hacen sacrificios. Una esposa llamada June dice: “A
veces soy yo la que cedo para darle el gusto a mi marido y a veces es él. De
eso se trata el matrimonio: de dar y recibir, no solo de recibir”.
LO QUE PUEDE HACER
Comience
bien. El tono con el que comienza una conversación es a menudo el tono con el
que terminará. Si empieza con palabras bruscas, será
muy difícil llegar a un acuerdo pacífico. Mejor siga este consejo de la Biblia:
“Vístanse [...] de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad
y la gran paciencia” . Si ambos cultivan esas cualidades, será
más fácil evitar las peleas y concentrarse en resolver los problemas.
Busque
un terreno común. Si cada vez que intentan llegar a un
acuerdo acaban peleando, tal vez se deba a que están demasiado concentrados en
las diferencias que hay entre los dos. En vez de eso, trate de encontrar los
puntos que tienen en común. Para ello, intente lo siguiente:
Cada
uno haga una lista de dos columnas. En la primera anoten los aspectos en los
que preferirían no ceder, y en la segunda, los aspectos en los que están
dispuestos a hacerlo. Luego comparen sus listas. Quizás
descubran que las diferencias no son tantas como creían. Si es así, no debería
ser tan difícil llegar a un acuerdo. Pero aunque haya muchas diferencias, tener
todos los puntos anotados les ayudará a ver con más claridad el asunto.
Busque
soluciones junto con su esposa. Hay temas que son relativamente
sencillos de resolver. Cuando sean más complicados, aprovechen para fortalecer
su relación buscando ideas juntos. Tal vez terminen encontrando una que no se
les hubiera ocurrido solos.
Esté
dispuesto a cambiar de opinión. La Biblia dice: “Que cada uno de
ustedes [...] ame a su esposa tal como se ama a sí mismo; por otra parte, la
esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo” . Cuando hay
amor y respeto en el matrimonio, es más fácil que los dos estén dispuestos a
tomar en cuenta el punto de vista del otro... ¡y hasta dejarse convencer! Un
esposo llamado Cameron reconoce: “A veces hay cosas que antes no te gustaban y
que gracias a tu esposa terminan encantándote”.
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