Aunque muchas mujeres se quedan
embarazadas enseguida, por lo general esto no es lo habitual, ya que se puede
tardar ¡hasta un año, e incluso dos, en conseguir un embarazo!, a partir de esa fecha
si todos los intentos han sido infructuosos debemos consultar con nuestro
ginecólogo porque a lo mejor tenemos algún problema para concebir.
Pero
hasta entonces estos consejos son los que podemos llevar a la práctica y
¡seguramente nos ayuden a conseguir nuestro objetivo!:
1-Es importante conocer nuestro ciclo
de fertilidad,
ya que así sabremos cuales son nuestros días de de máxima fertilidad, para
conocerlos existen varias formas:
a. El calendario de ovulación: para ello es necesario
tener un control de los ciclos menstruales para saber cuando es nuestro período
fértil (si se tienen periodos regulares es más fácil de averiguar ya que se repiten todos los
meses con la misma frecuencia, que suele ser entre 28 y 32 días, y en la
página web Fertility Friend podéis crear un ciclo de ovulación interactivo
gratis ¡que os puede ayudar para tener un mayor control y saber cual es
vuestro).
b. Método sintotérmico: es un método natural
basado en la variación de la temperatura corporal de la mujer. Tomando la temperatura basal
cada mañana a la misma hora por vía rectal o bucal durante 5 minutos, la
ovulación se produce durante los días que se nota un aumento de entre 2 y 5 décimas. Y se
recomienda realizarlo durante dos o tres meses previos para reconocer tus
propias variaciones.
c. Método Billings: es una forma de
regulación natural de la fertilidad que está basado en la observación de las secreciones vaginales.
Dependiendo de su color y consistencia enseña a la mujer a identificar sus días
de máxima fertilidad a través del moco cervical aunque no presente ciclos
menstruales regulares.
d. Test de ovulación: que son dispositivos para el control de
la fertilidad capaces de detectar el período de ovulación a través del
incremento de la Hormona Luteinizante (LH) en la orina de la mujer.
2-
El siguiente paso son las
relaciones sexuales, y la mayoría de los especialistas nos recomiendan tener relaciones
un día antes y un día después de la ovulación, ya que en contra de lo
que habitualmente se piensa hacer
el amor todos los días o varias veces al día no implica una mayor posibilidad
de quedar embarazada, sino que lo que provoca es un deterioro de la
calidad del esperma. Así que la
frecuencia ideal es tenerlas cada 2 o 3 días (teniendo en cuenta que los
espermatozoides pueden sobrevivir en la vagina hasta 72 horas).
3-Las posturas sexuales, en este caso
el objetivo que buscamos es que el esperma penetre lo más cerca posible del
cuello del útero,
y para ello hay que tener en cuenta cuales son las posturas sexuales más
efectivas, siendo la
postura estrella “la del misionero” (la mujer abajo y el hombre arriba),
seguida de la plegaria (el
hombre detrás o encima de la mujer) y por último también vale
recostarnos de lado con el hombre detrás de la mujer. ¡En fin! Siendo válidas todas las demás posturas que a
la postre favorezcan una penetración profunda.
4-Consejos no contrastados
científicamente,
como colocar una almohada
debajo de la cadera para elevar la pelvis o quedarse recostada durante
una hora después de hacer el amor para facilitar el viaje de los
espermatozoides hacia el óvulo, también nos serán de utilidad.
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