La fuerza es la energía que nos
permite modificar la realidad que nos rodea. La voluntad es el foco que nos
permite elegir el lugar donde colocar esa fuerza. Una fuerza sin voluntad modificará aspectos de la realidad que no son
importantes para nosotros. Una voluntad sin fuerza no nos permitirá modificar
nada y dejará nuestra realidad inalterada. Según todo esto, a
continuación te doy 3
claves para mantener de forma constante tu fuerza de voluntad
1. Debes de tener muy claro cuál
es tu objetivo
Por mucha fuerza que tengas, si no tienes claro cuál es el objetivo que
persigues será muy complicado que lo consigas. Imagínate que tienes una tabla
de madera muy grande frente a ti. En algún lugar de la tabla hay un clavo que
sobresale. Tu misión es terminar de clavarlo. Te dan un martillo y te cubren
los ojos con una venda. Comienzas a dar martillazos en distintos lugares de la
tabla sin acercarte al clavo. En poco tiempo las fuerzas te abandonan sin haber
alcanzado tu objetivo.
Cualquier fuerza es limitada. La
voluntad nos permite aplicarla de forma correcta sobre el objetivo elegido.
2. El objetivo debe de tener un
gran valor para ti
Muchas veces nuestra fuerza de voluntad se pierde por el camino porque
realmente no estamos tan interesados en conseguir el objetivo que perseguimos.
Siguiendo con el ejemplo de la tabla de madera, imagínate que descubres
que la sensación del martillo aplastando la madera te resulta agradable. Tu
objetivo no es aplastar madera pero sorprendentemente esa sensación no resulta
tan mala como creías. Cada vez piensas menos en tu clavo y comienzas a cogerle
el gusto a la madera. Tu objetivo inicial ha perdido gran parte de su valor y
al final te has quedado sin fuerzas.
Si tu objetivo es perder peso, las ganas de adelgazar deben ser
superiores a las ganas de comer ciertos alimentos. Si las ganas de comerte el
helado de la foto son superiores a tus ganas de adelgazar nunca perderás peso.
Es una cuestión de simple física. Si tu objetivo es acabar la carrera, las ganas de estudiar deben ser
superiores a las ganas de irte a la playa con los amigos.
3. El objetivo debe ser realista
Muchas veces nos dicen eso de “piensa en grande”. Seguro que has
escuchado la frase que dice “Apunta a la luna pues si fallas alcanzarás las
estrellas”. Me gusta esta manera de pensar. Sin embargo también creo que cuando
nos marcamos objetivos desmesurados corremos el riesgo de reducir nuestra
fuerza de voluntad.
Cuando hacemos algo por primera vez nuestra fuerza es limitada. Los
grandes objetivos normalmente requieren una dosis de fuerza tan grande que
escapa a nuestras posibilidades. Cuando a un músculo se le aplica una fuerza
mayor de la que puede soportar se desgarra y pierde toda la fuerza.
Debes comenzar por objetivos
pequeños y realistas. Cuando te hayas acostumbrado a esta intensidad de fuerza
podrás subir un nuevo escalón y buscar un objetivo mayor.
Debes visualizar la idea de
fuerza de voluntad como algo finito y limitado que se encuentra dentro de cada
uno de nosotros. Si utilizamos esta fuerza correctamente alcanzaremos todos los
objetivos que nos propongamos.
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