Padre amado hoy elijo repartir afecto y
sonrisas, tú me ayudas a espantar odios, culpas y rabias.
Quiero llenar mi vida y las de otros de
gestos amables, de
tolerancia y de amorosa compasión.
Quiero seguir los pasos del Maestro de
Nazareth que vino a
amar y servir no a juzgar y dominar.
Gracias,
mi Dios, porque contigo
hay comunión y libertad, magia del perdón, renovación y desapego,
quietud y celebración.
Mi alma está en calma si tengo oídos sordos a las
críticas egoístas y no estoy pendiente de los juicios perversos.
Dios de mi alma, necesito el poder de
tu Espíritu para
estar firme ante los vaivenes de la realidad
Hoy abro las puertas a la sensatez, hoy aplaco la ira del Ego y
busco acuerdos que acortan brechas con los que amo.
Gracias Dios amado porque eres mi roca
y mi refugio, eres
luz radiante, eres descanso, eres mi amor.
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